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Ricardo Silva: Es más importante recordar el drama que la epopeya de la violencia colombiana – En un click

Ricardo Silva: Es más importante recordar el drama que la epopeya de la violencia colombiana

 – En un click

Jorge Gil Ángel

Bogotá, 20 nov (EFE).– El escritor colombiano Ricardo Silva Romero se atrevió a realizar un «mural» escrito sobre la toma y reconquista del Palacio de Justicia, que dejó 94 muertos y cerca de una decena de desaparecidos los días 6 y 7 de noviembre de 1985, porque cree que es más importante recordar el drama que la epopeya de la violencia.

«Hay un cruce de epopeyas: la epopeya de la guerrilla (del M-19, que tomó el palacio) y la epopeya del ejército (que lo recuperó a sangre y fuego). Pero lo que más me importó es el drama de cada uno. Creo que este libro tiene algo en común con algunos otros que he hecho, que es recordar que el drama es más importante que la epopeya», dice Silva en una entrevista con Efe.

El libro al que hace referencia se llama ‘Mural’ (Penguin Random House) en el que el autor se atreve a contar a través de la ficción qué pasó esos dos días con un «látigo protagonizado por todos» los que estaban allí.

“El objetivo es humanizar a todos los que estuvieron allí, es decir, se llama mural porque esa es precisamente su estrategia narrativa (…) es un mural literario”, afirma.

La toma del palacio, ubicado en el lado norte de la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá, comenzó el 6 de noviembre de 1985, cuando guerrilleros del M-19 irrumpieron en el edificio y tomaron como rehenes a casi 300 personas, entre ellos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estados.

El ejército retomó el palacio al día siguiente, acción que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la corte, decenas de heridos y casi una docena de desaparecidos.

sanar las heridas

Para Silva, también autor de ‘Historia Oficial del Amor’ y ‘Autogol’, el 40 aniversario de la toma y retoma del Palacio de Justicia llega en un momento en el que Colombia está «más fanatizada que nunca» y ‘Mural’ pretende ser «una especie de alegoría contra el fanatismo político», que según él se ha agudizado durante el gobierno de Gustavo Petro.

Sin embargo, cree que al mismo tiempo que en Colombia había una «cultura de la violencia, una cultura del exterminio», también había una cultura de paz y de nuevas terapias.

«Me da asco que esta cultura (de la violencia) también ofrezca resistencia, así como está la de la paz, la de la terapia, la de todos los que escribimos lo que pasó, lo que recordamos. Es una coincidencia que mucha gente escriba sobre lo que pasó y lo que vimos, que es muy importante y una señal de curación», añade.

Preguntas abiertas

Tras una minuciosa investigación sobre lo ocurrido en noviembre de 1985, Silva cree que aparte de preguntarse si el narcotraficante Pablo Escobar financió la toma del poder, o si el ejército dio un golpe de Estado contra el entonces presidente, Belisario Betancur (1982-1986), el país debería reflexionar sobre lo «repugnante» que fue todo lo ocurrido.

«Hay una serie de preguntas que la gente que hace parece tener ya la respuesta en la cabeza y quiere confirmar sus prejuicios, lo cual es algo que me impresionó; es decir, este tema de los 40 años del Palacio está más bien asimilado a nuestra cultura. También coincidimos en que este caso era una locura», afirma el autor.

En su opinión, lo ocurrido los días 6 y 7 de noviembre de 1985 «está siendo ahora aprovechado por todos para su servicio y me parece también una de las razones por las que escribí el libro».

«La idea (de ‘Mural’) es derribar esas versiones que le sirven a la gente de un lado para decir: ‘el Estado colombiano es un asesino'», mientras que del otro lado dice: «‘esa izquierda es un asco'», explica.

Por eso, Silva Romero intentó «demostrar que cada uno tiene sus razones y estaban locos. Es decir, si la guerrilla quería salvar al pueblo, el otro quería salvar al país y no había ninguna reflexión de por medio».

«Me parece que hay una distorsión que creo que no es sólo colombiana, sino en el mundo, y es ver a la gente que está armada como heroica y no a la gente que sabe cosas, como los magistrados, o que siente cosas, como los padres y madres que estuvieron allí», concluye el autor. EFE

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