
María Antonia Mosquera Carvajal, representante del departamento del Valle del Cauca, fue coronado la noche anterior como el Señorita colombia 2025 – 2026en lo tradicional Concurso Nacional de Bellezaque cerró el Fiestas de la Independencia el 11 de noviembre en Cartagena de Indias.
El aire de Cartagena, denso y antiguo, se detuvo por completo en el reloj de arena del Centro Internacional de Convenciones del Hotel Las Américas. Era una noche donde las esmeraldas del Mar Caribe parecían haberse soltado para cubrir el auditorio.
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María Antonia Mosquera Carvajal, Reinado Nacional de Cartagena 2025 Foto:Concurso Nacional de Belleza
No se trataba de una contienda, sino de la ceremonia de un antiguo rito: la elección del soberano que llevaría sus templos, no una corona de joyas, sino la luz incombustible de la nación.
Bajo ese techo de terciopelo y expectativas contenidas, María Antonia Mosquera Carvajal, portadora del dulce fuego del Valle del Cauca, vio desvelarse su destino como un pergamino antiguo.
Con la certeza que sólo dan los sueños premonitorios, los aplausos de los asistentes se convirtieron en un coro de grillos y luciérnagas, Un rumor de oro que anunciaba su ascenso.
El desfile de las 26 constelaciones
María Antonia Mosquera Carvajal, Reinado Nacional de Cartagena 2025 Foto:Concurso Nacional de Belleza
Desde el principio, La velada fue una caja de música que sonó la memoria profunda de la República. El Himno Nacional no era sólo una melodía, sino un hechizo que hacía levitar los corazones en las butacas.
El alcalde, Dumek Turbay Paz, pronunció palabras que resonaron como el eco de los cañones del muro, exaltando el concurso como un espejo donde se encuentran la belleza y la unidad.
Los 26 candidatos bajaron al escenario en una vibrante apertura musical, acompañados por Juan Carlos Coronel y el grupo Son Kalamary. Había 26 constelaciones danzantes.
Reinado Nacional de Cartagena 2025 Foto:Concurso Nacional de Belleza
Mientras desfilaban en trajes de baño, cortando tiempo como cuchillos de agua, el jurado, integrado por los ex dueños de la luz (Noceti, Daza, Varón y Osío Luna), observaba desde una mesa que parecía tallada en madera de balsa.
No buscaban la figura perfecta, sino esa mujer que pudiera tejer la bandera y representar al país con el hilo de su propia voz.
Maestro Coronel, en homenaje a Delia Zapata Olivellallenó el recinto con ritmos de Chambacumbia, haciendo que hasta los fantasmas de los galeones anclados en la bahía se pusieran a bailar.
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El peso de la corona
Reinado Nacional de Cartagena, virrey Foto:Concurso Nacional de Belleza
La tensión se convirtió en un nudo invisible cuando los diez semifinalistas quedaron reducidos a cinco: Valle, Atlántico, Chocó, Córdoba y Bolívar.
Al momento de la pregunta, relacionada con la riqueza de la biodiversidad colombiana, cada candidato invocó su verdad. Algunos con más nervios que otros.
La señorita Valle, María Antonia, habló con la gravedad de quien sabe que lleva sobre sus hombros el el peso fértil de los cañaverales, el sudor y el sol de su tierra.
La corte real se fue conformando como la lenta subida de la marea: María José Ayazo Alzamora (Bolívar) se ancló como Tercera Princesa; Marta Isabel Otero Blanco (Córdoba) como Segunda, con la calma de los ríos que esperan; y Kristy Yereth Moreno (Chocó), Primera Princesa, brillaron como un diamante negro recién extraído.
Luego, el suspenso, largo como un día sin nubes. VAlentina Olano Wightman (Atlántico), fue nombrada Vicereinael brazo derecho de la noche.
Y luego la voz que nombró María Antonia Mosquera Carvajal como la nueva Miss Colombia® 2025-2026, Fue un trueno seco que rompió el silencio.
Ella recibió la corona. No se lo puso. La corona, hecha de oro y diamantes, voló unos centímetros por encima de su cabeza antes de descender, reconociendo su legítimo hogar. Al recibir el cetro, la comitiva de Valluna no sintió el peso del oro, sino el aleteo de mil mariposas amarillas.
En medio de aplausos que olían a sal y gloria, y mientras la soberana saliente, Catalina Duque Abréu, se despedía con un video lleno de reflexiones y agradecimientos, María Antonia sonrió.
En esa sonrisa, fugaz como un rayo, se podía ver el reflejo de un año que estaba por comenzar, un año que prometía ser una crónica donde la realidad y la magia finalmente se darían la mano.
Además, te invitamos a ver nuestro documental:
Documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:
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