

El sector del transporte lleva algunos años luchando contra un gran enemigo: sus propias emisiones de CO₂. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, este sector era el responsable de aproximadamente el 30% de las emisiones. Y, del total de estas emisiones, la aviación civil representó el 13,4%. ¿La respuesta? Electrificación en el caso del transporte terrestre, algo que viene evolucionando a buen ritmo. En el caso de la aviación comercial, no se optó por la electricidad, sino por el hidrógeno.
El europeo Aerobús Fue una de las empresas que anteriormente se lanzó a la piscina con el compromiso de alcanzar los objetivos de descarbonización con los que la Unión Europea parece estar muy comprometida. Tu propuesta: aviones de cero emisiones propulsados por hidrógeno. Ésa era la propuesta en 2020 con vistas a alcanzarla en 2035, y los prototipos de algunas empresas parecían esperanzadores.
Sin embargo, al hidrógeno no le ha ido tan bien como muchos esperaban y las consecuencias están ahí: donde decía “yo digo”, dice “Diego”, y ahora Airbus no lo tiene tan claro que su avión cero emisiones llegue a tiempo.
Airbus, su avión “verde” y el vuelco de la industria
La propuesta de Airbus era sumamente ambiciosa, ya que su avión propulsado por hidrógeno supondría la mayor revolución aeronáutica desde la aparición del motor a reacción. La idea era tener aviones de hidrógeno en el aire para 2035para lo cual presentaron tres conceptos:
- Un turbofan para 200 pasajeros y 3.704 kilómetros de autonomía.
- Un modelo turbofan de ala mixta también para 200 pasajeros y 3.704 de autonomía.
- Un turbohélice para 100 pasajeros y 1.852 kilómetros de autonomía.
Su hoja de ruta incluía el diseño de turbinas de gas con inyectores de combustible para que se produjera la combustión del hidrógeno, pero también modelos con sistemas completamente eléctricos alimentados por pilas de combustible de hidrógeno.
Invirtieron 1.700 millones de dólares en el proyectopero las cosas empezaron a ir mal tanto para Airbus como para la industria del hidrógeno como “motor” de vehículos. Alemania es un buen ejemplo de las dificultades del hidrógeno como combustible, al menos para los vehículos privados. A finales de 2024, el principal operador de hidrogeneras comenzó a cerrar instalaciones por falta de demanda.
La propia Asociación Alemana de Industrias de Energía y Agua reveló en un informe que los proyectos de almacenamiento planificados estaban significativamente por detrás de la demanda proyectada. Para el coche particular, parece que la electrificación ha ganado la partida, pero en otro tipo de vehículos como camiones, autobuses o los propios aviones, este combustible parecía seguir siendo una opción válida.
Sin embargo, a principios de este año, Reuters informó que Airbus estaba teniendo problemas para obtener hidrógeno verde. Hay muchos tipos de hidrógeno y sus colores indican cómo se obtuvo. Lo que necesita el sector es el llamado hidrógeno verde, que se produce gracias a energías renovables como la solar o la eólica. Es un proceso que requiere mucha inversión y el director general de la compañía dudaba de que se pueda producir lo suficiente para rentabilizar los vuelos comerciales con aviones de hidrógeno.
No dieron carpetazo al proyecto y, de hecho, en la Cumbre Airbus 2025 reafirmado su compromiso, pero poco después parece que lo pensaron mejor. Como leemos en El diario de Wall StreetLa empresa recortó en una cuarta parte el presupuesto asignado a la investigación de aviones de hidrógeno verde. Citando «desafíos técnicos», la empresa ha personal reasignado Otros departamentos y los ingenieros responsables del proyecto parecen haber vuelto a la mesa de planificación.
No es un “nunca llegará”, pero sí parece suponer un frenazo en los planes que implicaría que no llegarían con ese avión para 2035. De hecho, en TWSJ comentan que Airbus defiende que el dinero no se ha tirado a la basura y que retrasar el proyecto permitirá perfeccionar la tecnología. “Nuestro destino no ha cambiado, pero debemos adaptarnos a la realidad para llegar allí” comentó Bruno Fichefeux, responsable de futuros programas aeronáuticos.
Pero no es sólo Airbus la que ha dado un giro en su política verde. A principios de este año vimos que las grandes petroleras comenzaron a detener o recortar inversiones en sus programas de energías renovables para reorientarse a la producción de combustibles fósiles. En este caso no es porque la tecnología sea verde, sino porque ha aparecido en el tablero una entidad que requiere grandes cantidades de energía de forma inmediata: los centros de datos para el entrenamiento de IA.
Volviendo a los aviones de hidrógeno, aunque Airbus ha puesto freno a su estrategia, suponiendo un retraso de cinco añosHay otras empresas que tenían una hoja de ruta similar. Por ejemplo, ZeroAvia, que sigue comprometido con vuelo propulsado por hidrógeno y que tiene varios modelos programados en su hoja de ruta, con aviones de 200 plazas para 2040.
Imágenes | CeroAviaAerobús
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