Dan «Longevity» Buettner es un tipo controvertido. Fue él quien popularizó la idea de que cinco regiones concretas (Cerdeña, Okinawa, Icaria, Nicoya y Loma Linda) tenían dos cosas en común: una altísima longevidad y una dieta con características particulares.
Con el tiempo, la idea de zonas azules ha sido duramente criticado y con razón. Sin embargo, estudiar cómo eran las personas mayores de cien años, qué hábitos tenían y cómo se alimentaban, nos ha aportado reflexiones muy interesantes.
La importancia del desayuno es una de ellas.
Ya sabemos que el desayuno no es la comida más importante del día. Aunque, por supuesto, eso no significa que podamos descuidarlo. Por lo tanto, en un vídeo recienteBuettner ha dado algunas recomendaciones. «Los desayunos de las personas que viven más años no incluyen cereales azucarados ni tocino graso», explicó. Por el contrario, los mejores desayunos se pueden definir por tres características: es salado, sencillo y rico en fibra.
Y tiene sentido. Por ejemplo, la evidencia que respalda el consumo de fibra. Una dieta con entre 25 y 29 gramos de fibra al día esta asociado con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 e incluso «mortalidad por todas las causas».
Esto es especialmente recomendable en España donde las encuestas dietéticas mostrar la mayoría de la población debajo de las recomendaciones.
Algo parecido ocurre con la «sencillez». No es que los desayunos más elaborados sean problemáticos per se. El caso es que los ritmos de vida actuales nos facilitan no complicarnos la vida y los “desayunos rápidos” que ofrece el mercado suelen acumular cantidades muy elevadas de azúcar (y sal).
Si no encontramos alternativas sencillas y saludables, la deriva nos llevará a peores soluciones desde el punto de vista nutricional. Justo el tipo de cosas que «acortan» nuestras vidas.
¿Y luego? Buttner, por supuesto, hace algunas sugerencias: cosas como frijoles con arroz, pan con aguacate o incluso minestrone. Es decir, salvo quizás el aguacate (y gracias a los millennials), todas las opciones son propuestas algo alejadas de nosotros -culturalmente hablando-.
Sin embargo, los desayunos con legumbres, cereales integrales y verduras no son imposibles. Al contrario, hay cosas «muy nuestras», como las tostadas con tomate, que con un poco de cuidado, saldrían de escándalo.
Lo que está claro es que, más allá de Buttner, la evidencia nutricional disponible es clara: tenemos que abandonar las galletas, los cereales y otros desayunos dulces y adoptar opciones baratas, saciantes y ricas en fibra. No importa si es aguacate y hummus o tomate, pan y aceite de oliva.
Lo importante, como siempre, es ser más conscientes de lo que comemos.
Imagen | Leti Kugler | Mae Mu
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