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Romper el silencio y los prejuicios: los desafíos de las personas tartamudas – – En un click

Romper el silencio y los prejuicios: los desafíos de las personas tartamudas – 

 – En un click

Millones de personas en todo el mundo viven con tartamudez, una condición del habla que afecta la fluidez y que, más allá de ser un desafío comunicativo, representa una lucha constante contra los prejuicios y la falta de comprensión social.

La tartamudez, o disfemia, se manifiesta a través de repeticiones, prolongaciones o bloqueos involuntarios al hablar. Según la Asociación Internacional de Tartamudez (ISA), alrededor del 1% de la población mundial (alrededor de 70 millones de personas) vive con esta afección.

Aunque no está relacionado con la inteligencia o las capacidades cognitivas, muchas personas que tartamudean experimentan discriminación, burlas y ansiedad social, especialmente en entornos educativos o laborales. Para ellos, cada conversación puede convertirse en un desafío emocional en lugar de una simple interacción cotidiana.

Los expertos señalan que las causas de la tartamudez pueden ser genéticas, neurológicas o emocionales, y aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos terapéuticos -como logopedia, apoyo psicológico y técnicas de respiración- permiten mejorar la fluidez y fortalecer la autoestima.

Los especialistas también destacan la importancia del medio ambiente. Escuchar con paciencia, evitar interrumpir o completar frases y mantener el contacto visual son gestos sencillos que pueden reducir la ansiedad y aumentar la confianza de alguien que tartamudea. La educación y la empatía, dicen, son tan necesarias como la terapia.

Las campañas internacionales nos recuerdan que hablar tartamudeando no significa tener menos que decir. Cada palabra, aunque lleve más tiempo, tiene su propio valor. Por ello, los movimientos sociales promueven el mensaje “Tu voz cuenta” como símbolo de inclusión y respeto a todas las formas de comunicación.

Romper el silencio y los prejuicios implica más que escuchar: significa comprender, acompañar y dar espacio a todas las voces, sin importar su ritmo. Porque la verdadera fluidez no está en hablar rápido, sino en hablar libremente.

«Romper el silencio y los prejuicios es dar valor a cada voz. La tartamudez no limita las palabras, nos enseña a escuchar con empatía y hablar con libertad.»

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