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Rodrigo Paz gana elecciones en Bolivia y pone fin a la era de Evo Morales – En un click

Rodrigo Paz gana elecciones en Bolivia y pone fin a la era de Evo Morales

 – En un click

Rodrigo Paz ganó las elecciones y será presidente de Bolivia en la celebración de sus 200 años de vida como Estado independiente, lo que coincide con un momento clave para el país, que por primera vez en casi dos décadas se aleja del camino marcado por los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) y en condiciones de una gran crisis económica, un déficit corto y una crisis grave.

Con su victoria este domingo ante Jorge Tuto Quiroga con el 54 por ciento de los votos, su apellido se convierte en uno de los más repetidos en la presidencia de Bolivia. Su padre, Jaime Paz Zamora, fue presidente entre 1989 y 1993, mientras que su tío abuelo, el líder histórico de la Revolución Nacional de 1952, Víctor Paz Estenssoro, gobernó durante tres mandatos consecutivos.

Nacido en Santiago de Compostela hace 58 años durante el exilio de sus padres, Paz comenzó su carrera política como diputado nacional durante dos mandatos, aunque se volvió más comentado durante su gestión en Taria, donde fue alcalde entre 2015 y 2020.

Creó así una imagen de líder moderado y dialogante, que sacó a la luz durante la campaña, en la que decidió tender la mano a diferentes colectivos, en un momento de gran malestar social. Sorprendentemente, Tarija es una de las pocas divisiones donde no logró ganar.

Tras su estancia en Taria, donde decidió modernizar la región mediante la construcción de infraestructura -con acusaciones de irregularidades, que finalmente fueron rechazadas por el poder judicial-, ocupó un escaño en el Senado, desde donde se convirtió en una de las voces más críticas hacia el presidente saliente Luis Arce.

Paz tiene ahora el desafío de hacer frente a las consecuencias de los ciudadanos insatisfechos con la profunda crisis económica, que requirió medidas urgentes para estabilizar las finanzas, pero también con las instituciones que han perdido gran parte de su credibilidad, especialmente en términos de justicia.

Asimismo, deberá enfrentar la particularidad territorial de Bolivia, con demandas históricas de mayor descentralización y autonomía de los recursos pendientes, sin olvidar que a pesar del desastre del MAS, su agenda aún tiene peso según qué regiones.

En el plano internacional, es previsible que esta nueva Bolivia apueste por marcar distancia con algunos de sus mejores socios hasta el momento, como Venezuela, y apueste por converger posiciones con Estados Unidos -que mantiene al país en la lista negra de productores o de tránsito de drogas-, Israel, o Argentina, que ya se apresuraron a felicitar a Paz en su domingo.

«Hay que avanzar y para eso hay que abrir Bolivia al mundo», fue una de sus declaraciones en su primer discurso como recién electo presidente, en el que volvió a apostar por un tono conciliador y prometió gobernar para todos.

«Desde la victoria, extendemos nuestra mano para gobernar. Sabemos que la ideología no da alimento, sino derecho al trabajo, instituciones fuertes, seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada y seguridad para el futuro; y queremos trabajar en eso», afirmó el recién electo presidente.

Paz superó varios hitos en estas elecciones, además de ser el primero en ser elegido en segunda vuelta desde la instauración en 2009, también fue el primer candidato en lograr su objetivo por primera vez, a diferencia de su rival de esta semana, Tuto Quiroga, que ya fracasó en tres ocasiones.

Los resultados de esta semana volvieron a revelar el peso electoral de territorios como La Paz y Cochabamba. El occidente boliviano optó por la paz y continuó con una dinámica histórica que refleja que en esta parte del país suelen ocurrir grandes cambios políticos.

A pesar de su decadencia económica en comparación con otras regiones históricamente mucho más prósperas como Santa Cruz –una de las tres regiones que Quiroga logró ganar junto con Taria y Beni–, la zona occidental continúa consolidándose como el epicentro del poder político en Bolivia.

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El segundo de Paz es Edmand Lara, un ex policía que se hizo personalidad en las redes sociales, desde donde se dedicó a denunciar la corrupción en las instituciones, incluida la que alguna vez lo ascendió a capitán hasta que fue expulsado, según él, por advertir sobre un presunto intento de extorsión por parte de sus superiores.

Para algunos analistas, el éxito de este binomio corresponde a la combinación de la tradición política de un clan familiar de gran importancia en la historia reciente del país que representa Paz y la aparición de un ciudadano común y corriente como Lara en los espacios de poder gracias a su difusión en las redes sociales.

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