


Todo empezó con el pretexto del “narcotráfico”, pero la cantidad de señales, tropas y artillería acumuladas que Estados Unidos ha ido sumando alrededor del Caribe sur, indican que la operación se ha deslizado hacia un mecanismo de coerción estratégica para forzar un desalojo acelerado sin una invasión formal. Una combinación de disuasión visible, amenazas explícitas y preparación de ventanas de acción quirúrgica. Al fondo: Venezuela.
Evolución del objetivo. Lo contamos la semana pasada. El despliegue estadounidense comenzó envuelto en el lenguaje clásico de la lucha contra el narcotráfico, atacando lanchas rápidas y reactivando bases con un pretexto técnico.
Sucede que la acumulación de gestos (B-52 con transpondedores activos lindando con la FIR venezolana, “barcos fantasma”, helicópteros SOF entrenamiento frente a la costa, y el admisión de triunfo que «no quiere jugar») parecen tener otro propósito: el mensaje Ya no parece negar las rutas de la droga, sino más bien algo más parecido a derrocar al régimen venezolano. El articulación pública (“Maduro es un fugitivo”, “debe irse”) y en privado alinea el despliegue militar con una lógica de colapso más que de contención.
Artillería como presión. El volumen de recursos y tropas de Washington que CNN informó en las últimas horas y el New York Times a través de datos satelitales (miles de soldados junto al ARGO Iwo Jimatres destructores Misiles guiados DDGa cruceroa submarino ssnaviones AC-130J armado con fuego del infiernoF-35 en Puerto Rico, aviones. P-8, MQ-9, vuelos ISR ataques masivos y reactivación de la base de Roosevelt Roads) es desproporcionado para simplemente cazar barcos narco, aunque insuficiente para ocupar Caracas.
Es, según analistasexactamente el tamaño que permite atacar nodos (comando, radares, escoltas, anillos interiores) sin “entrar de lleno” en una guerra y mantener un vector de escalada creíble de “bajo perfil”. voces americanas fósforo en el Financial Times: “es demasiado para el narcotráfico, pero no suficiente para una invasión”, y lo que queda en el medio es un suerte presión calibrada.
El misterio de Venezuela. Por su parte, la Fuerza Armada venezolana se encuentra erosionada por el mantenimiento y los repuestos, pero mucho menos desnudo: hay S-300artillería antiaérea, MANPADS, F-16 y un millón de milicianos eso arroja serias dudas sobre los costos para la reputación si Washington cruza el umbral cinético.
Al mismo tiempo, los comandantes nacionales sospechan fugas y purgar lealtades, el Times dijo que duermen en ubicaciones rotativas y cambiar de acompañante. Un patrón que revela vulnerabilidad interna y expectativa de un golpe selectivo; en cualquier caso, no parece haber confianza en derrotar a Estados Unidos.
Colombia y algo más. El escalada dialéctica con Colombia (Trump ha llamado a Petro un “líder narco”, amenazas de recortar fondos y arancelesy retórica retórica tras un ataque naval que mató a un pescador) reconfigura una alianza que hasta ahora era clave para Washington: la misma que proporcionó la 80% de la inteligencia en la zona.
En otras palabras, el choque erosiona el pilar regional precisamente cuando Estados Unidos se acerca al umbral de uso de la fuerza en Venezuela, ampliando el frente diplomático y reduciendo sus márgenes de maniobra sostenida.
La ventana política. Mientras, La administración de Donald Trump actúa contra el reloj: esta postura sostenida bajo un clima de guerra no parece poder mantenerse indefinidamente y cualquier accidente puede precipitar una escalada no planificada.
Además: Trump no parece centrar la operación en criterios normativos (elecciones o garantías institucionales) sino más bien a un resultado que pueda declarar como “victoria”, lo que flexibiliza los márgenes de la retórica estadounidense, pero endurece el incentivo para un golpe espectacular. Analistas militares advertir que “frenar en exceso” podría decapitar sin transición y abriendo un vacío, mientras la oposición responde que la cohesión social venezolana reduce ese riesgo. Así, en la brecha entre ambas hipótesis es precisamente donde opera hoy la mayor presión estadounidense.
Prueba estratégica. En resumen, el combinación de tropas militares visiblesamenaza creíble de golpes de precisión y una diplomacia que no deja de tensar la cuerda, definen esa especie de fase de ultimátum pero sin ultimátum formal.
Desde esa perspectiva, el resultado pretende depender menos del equilibrio de fuego que del punto de ruptura dentro del liderazgo chavista y de si Washington decide detenerse después de una posible salida de Maduro, o persigue explícitamente el “fin de” como régimen. Y mientras esa ambigüedad persista, la presión apunta a continuar… mientras el Caribe se pregunta por cuánto tiempo.
Imagen | USN/ESPECIALISTA EN COMUNICACIÓN DE MASAS 3.ª CLASE THEOPLIS STEWART II, Planet Labs PBC
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