


La noche antes del examen, José Carlos pudo haber soñado con una biblioteca que flotaba en el río Sinúcustodiado por garzas que recitaban versos de Borges y mapas de Euclides.
Cuando despertó, no habría desayunado pan ni café, pero páginas de historia y ecuaciones con sabor a eternidad. Su madre, conociendo el poder del silencio, le habría dado su bendición con agua de albahaca y esperanza.
En Montería, donde el sol no se pone sino que se multiplica ante los ojos de los niñosocurrió un prodigio que ni los más viejos del barrio La Granja se atreven a negar:
José Carlos logró lo que los sabios llaman universalidad y los poetas utopía: obtuvo 500 puntos de 500 posibles en las Pruebas Saber 11como si hubiera descifrado el lenguaje secreto de los dioses del conocimiento.
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Si Dios quiere, me gustaría estudiar medicina, ya sea en la Universidad de Córdoba -que está próxima a abrir la carrera-, en la Universidad de los Andes o en la Universidad del Norte, que son unas de las mejores del país.
José Carlos Navarro Sierra.
El desafío al destino y la virtud de la educación
José, uno de los mejores bachilleres del país Foto:archivo privado
Un año antes, el joven había alcanzado los 360 puntos. Entonces decidió desafiar al destino. como alguien que desafía al viento a cambiar de rumbo. Él narró que Se encerró con sus libros, sus dudas y sus sueños.y convirtió cada tarde en un ritual de aprendizaje.
Cuando se presentó por segunda vez al examen, lo hizo con la serenidad de quien sabe lo que es. La verdad no se memoriza, sino que se vive.
Sus resultados fueron tan perfectos que, según le dijeron funcionarios del ICFES, tuvieron que revisar el sistema tres veces por temor a la intervención de algún duende informático. José Carlos había respondido con precisión matemática, sensibilidad literaria y lucidez de biólogo.
“Doy gracias a Dios por darme la virtud del estudio, a la Alcaldía de Montería encabezada por el Dr. Hugo, a mi colegio Antonio Nariño y al grupo educativo Abel Mendoza, quienes me dieron la oportunidad de estudiar en el pre-ICFES a pesar de haberme graduado el año pasado. También creo que este puntaje fue gracias a las muchas horas de estudio que dediqué individualmente con un pequeño grupo de estudio, aparte del pre-ICFES”, dijo el bachiller, quien expresó su agradecimiento.
Con el universo del conocimiento a sus pies, José Carlos ya tiene claro su camino profesional: la medicina.
“Si Dios quiere, me gustaría estudiar medicina, ya sea en la Universidad de Córdoba -que está próxima a abrir la carrera-, en la Universidad de los Andes o en la Universidad del Norte, que son unas de las mejores del país”, narró en entrevista con EL TIEMPO.
Respecto a la calidad educativa de Colombia, Navarro comentó: «El país, en comparación con otros, está muy bien ubicado y, como se puede ver, la educación en Colombia está creciendo. Evidentemente falta apoyo a instituciones principalmente rurales y algunas instituciones en zonas urbanas».
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José, uno de los mejores bachilleres del país Foto:archivo privado
Pero José Carlos no fue el único que ganó la carrera de la Prueba Sable.
La ciudad también celebra el logro de Samuel Baltazar Mestra, un joven del Megacolegio Los Colores con autismo y alma de cometa, quien alcanzó 357 puntos. Su historia no se mide en números, sino en perseverancia: cada día fue una batalla contra el ruido del mundo, y cada logro, una sinfonía de superación.
En noviembre, Samuel volará a España, llevando más sueños que ropa en su mochila.
También brillaron otros soles: Samuel Elías González Hernández y Daniel Esteban Ramos Pérez, ambos con 442 puntos, y Sajit Chaljub Benítez, del área rural, con 418.
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Cada uno con su historia de superación, y cada uno con su luz de esperanza para un país que necesita buenas noticias de sus jóvenes.
Según la Secretaría de Educación Distrital, la política pública de clases extraescolares, tejida con paciencia y fe, ha dado frutos que no caben en las estadísticas.
Por cuarto año consecutivo, por ejemplo, la Institución Educativa Mercedes Abrego lidera el sector oficial con 356 puntos. Y entonces, Mientras el río Sinú sigue su curso y las palmas murmuran vallenatos, Montería celebra el triunfo de sus hijos. Porque en esta ciudad, donde los milagros se escriben con lápiz y papel, la educación no es un derecho: es una oportunidad.
José, uno de los mejores bachilleres del país Foto:archivo privado
El alcalde de Montería, Hugo Kerguelén, vestido de esperanza y orgullo, declaró que Montería había «tocado el cielo con los dedos de sus alumnos». Y agregó: “Este joven es la prueba de que los sueños no se heredan, sino que se conquistan”, dijo, al tiempo que anunció que los mejores puntajes viajarían a Barcelona.
Este joven es la prueba de que los sueños no se heredan, sino que se conquistan
Alcalde de Montería, Hugo Kerguelén
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Alcalde de Montería celebra resultados de las PRUEBAS DE SABLE Foto:archivo privado
Y así, mientras el río Sinú sigue su curso y las palmas murmuran vallenatos, Montería celebra el triunfo de sus hijos. Porque en esta ciudad, donde Los milagros se escriben con lápiz y papel, la educación no es un derecho: es una oportunidad.
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Documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:
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