

La tarde del sábado 11 de octubre, el violencia Una vez más irrumpió en la cotidianidad de la Trompa Caribeña. En las cercanías de la bomba Zuca, sector transitado que conecta a Santa Marta con Ciénaga, dos personas fueron asesinadas a sangre fría por sicarios que, tras cometer el crimen, dejaron un mensaje que ha encendido las alarmas por su carga de odiar y discriminación.
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Las víctimas fueron Darío Enrique Mendozaun taxista de 63 años, y Yeliz Andrea RadaComerciante informal de 44 años. Ambos eran oriundos de Ciénaga, municipio vecino de Santa Marta, con el que comparten no sólo frontera geográfica, sino también vínculos históricos, tanto culturales como económicos.
Según testigos, Mendoza se encontraba brindando servicio de transporte a Rada, quien iba acompañada de su madre. Al detenerse para descargar algunos objetos del vehículo, fueron interceptados por dos hombres a bordo de una motocicleta. El parrillero sacó un arma y disparó sin decir palabra. Yeliz murió instantáneamente. Mendoza fue trasladado a un hospital, pero murió minutos después.
¿Un mensaje para sembrar miedo?
Junto a los cuerpos, los sicarios dejaron un cartel escrito a mano que decía:
Hasta el momento no se han practicado detenciones ni se ha esclarecido el móvil del crimen. Foto:Redes sociales
El mensaje, breve pero contundenteha sido interpretado como una amenaza directa contra los habitantes de Ciénaga que transitan o residen en Santa Marta. Las autoridades no descartan que se trate de una advertencia de grupos armados que buscan sembrar miedo y marcar territorio en medio de disputas por el control de actividades ilícitas como extorsión, Microtráfico y contrabando.
La aparición del panfleto no sólo agrava la gravedad del delito, sino que también introduce una componente de discriminación territorial sin precedentes y preocupante. Santa Marta y Ciénaga han sido históricamente municipios hermanos, con una línea divisoria que en la práctica se ha desdibujado. Para los ciudadanos comunes, ir de un lugar a otro es parte de la rutina; ya sea por trabajo, estudio, comercio o simplemente por ocio.
El mensaje, por tanto, no sólo amenaza a los individuos, sino también ataca una relación de vecindad profundamente arraigado en la región del Caribe.
Darío Enrique Mendoza, taxista de 63 años. Foto:Redes sociales
El policia metropolitana de santa martajunto con unidades de la SIJÍN y el Gaula, adelanta las investigaciones. Se han recogido testimonios, se han revisado las cámaras de seguridad del sector y se trabaja para identificar a los responsables. Hasta ahora, No ha habido detenciones ni se ha emitido un comunicado oficial para esclarecer el móvil del crimen.
Sin embargo, fuentes cercanas a la investigación no descartan que el doble homicidio esté relacionado con Ajustes de cuentas entre estructuras criminales que operan en la zona.y que el mensaje ha sido una forma de marcar límites o enviar advertencias a grupos rivales.
Violencia en aumento
Este hecho se suma a una serie de homicidios que han sacudido a Santa Marta en los últimos meses. Según cifras de la Policía, entre enero y septiembre de 2025 se han producido más de 120 asesinatos en la ciudadmuchos de ellos con características similares como sicarios, uso de motocicletas y mensajes intimidantes.
La ciudad enfrenta una escalada de violencia urbana que involucra estructuras como Las Pachencasél Clan del Golfoy pandillas locales que se disputan el control de barrios, rutas y economías ilegales. En este contexto, los crímenes no sólo han afectado a las víctimas directas, sino también han generado un clima de ansiedad generalizada entre terceros en el conflicto.
Yeliz Andrea Rada, comerciante informal de 44 años. Foto:Redes sociales
Lo más inquietante del crimen del sábado no es sólo su brutalidad, sino el intento de romper un tejido social que ha resistido décadas de dificultades. Santa Marta y Ciénaga comparten historiacultura, acento, gastronomía e incluso familias. La movilidad entre ambos municipios es constante y natural. Muchos Cienagueros trabajan en Santa Marta y viceversa. Playas, mercados, escuelas y hospitales son espacios compartidos.
El panfleto dejado por los sicarios busca fracturar esa convivencia. Intenta sembrar una idea de “nosotros” contra “ellos” que francamente no tiene fundamento en la realidad cotidiana de los ciudadanos, pero que puede permear si no se afronta con firmeza desde lo institucional y comunitario.
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Organizaciones sociales y defensores de derechos humanos han pedido a las autoridades no minimizar el mensaje dejado en la escena del crimen. Más allá de su autoría, representa una incitación a la violencia y a la estigmatización de toda una población. También Han solicitado que se refuercen los patrullajes en la Troncal Caribe y se garantice la seguridad de quienes se desplazan entre ambos municipios.
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