
El regreso a Colombia se presenta con un duro panorama debido a la significativa caída en los precios del petróleo. En la actualidad, el precio del barril se cotiza a $61.67, lo que representa una disminución de más de $10 respecto al precio que se había anticipado según el marco fiscal medio (MFMP). Este valor está muy por debajo de los $73 que Ecopetrol había establecido para planificar sus inversiones hasta el año 2025. Esta situación es crítica, ya que cada dólar de descenso en el precio del petróleo representa una pérdida de ingresos de alrededor de $300 mil millones, acumulando un total impresionante de $3 mil millones en pérdidas. Adicionalmente, por cada dólar que se detiene en el precio nacional, el país deja de recibir cerca de $16 millones, acumulando así $160 millones, lo que ejercerá una presión adicional sobre la devaluación del peso y, al mismo tiempo, incrementará la deuda pública, que ya sobrepasa el 60% del PIB.
Por supuesto, la tentación de la caída de los precios del petróleo afecta no solo a Ecopetrol, sino que también tiene repercusiones negativas sobre la tasa de crecimiento económico y las finanzas públicas del país, dada la importancia del petróleo en su estructura económica. Las estimaciones indican que por cada disminución de $10 en el precio del crudo, el crecimiento del PIB podría verse afectado en aproximadamente 0.4 puntos porcentuales. En este sentido, es importante recordar que el sector que presentó un desempeño más bajo el año pasado fue precisamente el sector petrolero, que sufrió una contracción del 5% en su actividad y producción, un dato alarmante que refleja la debilidad de esta industria.
La principal preocupación radica en el impacto que tienen los precios del crudo sobre la ya crítica situación de las finanzas públicas, que se encuentran expuestas a una gran presión fiscal. El déficit fiscal del año pasado alcanzó un preocupante 6.8% del PIB, superando significativamente el límite del 5.6% establecido por el marco fiscal a mediano plazo (MFMP). Se espera que JP Morgan prediga un ligero descenso hasta el 6.1%, lo que sigue siendo considerablemente por encima del pronóstico del MFMP, que es del 5.1%. Esta situación impulsa el endeudamiento público, que actualmente se sitúa en un alarmante 61.3% del PIB, lo que representa una amenaza seria para la sostenibilidad fiscal a largo plazo del país.
Desafortunadamente, los precios del petróleo se mantienen bajos, en parte debido a la recesión vinculada a las guerras arancelarias que fueron iniciadas bajo la administración de Trump, así como a un incremento en la oferta que ha superado los 400 mil barriles. Es importante resaltar que Ecopetrol ha experimentado una reducción del 21.7% en sus proyecciones de ingresos entre 2023 y 2024, con cifras que han bajado de 19.1 mil millones de dólares a 14.9 mil millones. Los precios promedio de las proyecciones pasadas, situados en torno a los 82.5 dólares y 81 dólares, sugieren que esta tendencia baja podría persistir en el futuro cercano.
Si la tendencia de valores en los precios del petróleo siguiera agravándose, nos enfrentaríamos a un escenario insostenible, donde los costos caen por debajo del «umbral del dolor», un punto crítico que define la viabilidad de la producción petrolera y su precio de equilibrio. Esto podría resultar en una menor producción, lo que duplicaría los efectos negativos que ya experimentamos, derivados de los bajos precios del crudo y los flujos limitados.
Afortunadamente, la junta directiva de Ecopetrol ha tomado medidas para enfrentar la crisis, declarando su intención de diversificar sus operaciones y vender energía de manera más proactiva. En abril pasado, Ecopetrol y Oxy renovaron su alianza en el desarrollo de cuencas de Midland, lo que podría ayudar a la empresa a sortear estos tiempos difíciles. Sin embargo, si Ecopetrol no logra realizar estos cambios, las predicciones sobre su desempeño podrían ser mucho más sombrías, especialmente dado que se estima que Ecopetrol perdería un 15% de su producción, lo que impactaría severamente a las empresas aliadas y a la inversión en reservas.
Es crucial también señalar que la frustración en torno al Proyecto Komodo representa una oportunidad que se ha perdido, ya que enfrenta una indefinición en su ejecución debido a problemas relacionados con permisos ambientales. Esta falta de avance también se refleja en el Proyecto Oslo, que está en proceso de negociación para adquirir participación en la compañía Croonrock, un aspecto que ha generado tensiones, como se evidenció en las discusiones con el ex Ministro de Finanzas, Ricardo Bonilla, quien cuestionó la coherencia de la estrategia del Gobierno en referencia al fracking en particular.
El futuro del país y de Ecopetrol depende, entre otros factores, de su colaboración con Petrius, cuyas reservas de gas ascienden a 6 TPC, un recurso que podría duplicar las reservas restantes y contribuir a la recuperación de la soberanía energética del país. Sin embargo, su comercialidad no se espera antes de 2027, lo que obliga a Colombia a seguir importando crecientes volúmenes de gas natural, ante la urgencia de cumplir con la demanda energética nacional.
Amilkar Acosta