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El Manizales International Theatre Festival incluye su 57ª edición con programación de Calle y Salas – En un click

El Manizales International Theatre Festival incluye su 57ª edición con programación de Calle y Salas

 – En un click
Crédito: Oficina de Manizales del alcalde

Manizales, 4 de octubre de 2025. El Festival Internacional de Teatro de Manizales, que se considera una de las reuniones pintorescas más antiguas y representativas de América Latina, celebra la pieza final. Durante este fin de semana, la ciudad será el escenario de ofertas que tengan lugar en espacios públicos y en habitaciones tradicionales, que será el cierre de un gasto que reunió a empresas locales, nacionales e internacionales.

El programa está considerando funciones en lugares emblemáticos como San José Park, Antonio Nariño Park y la Plaza de Bolívar, que permitirá al teatro dejar las fases convencionales y acercarse a las audiencias más amplias. Al mismo tiempo, el fundador: el campeón conservará su papel central como el principal salón del festival, con obras que buscan reflejar la diversidad de los idiomas ejecutivos que viven en el continente hoy.

Un partido con experiencia en medio siglo

El Festival Internacional de Teatro de Manizales, fundado en 1968, se estableció como un espacio de convergencia cultural en América Latina. La permanencia durante más de cinco décadas responde a una profesión que combina lo artístico con lo social: proporcionar un espacio para reflexionar a través de las artes escénicas y crear un puente entre creadores y comunidades.

Durante sus 57 problemas, la competencia enfrentó los desafíos en la situación política y económica en el país, pero mantuvo su capacidad para atraer artistas con diferentes orígenes y mantener una audiencia fiel, que en este caso reconoció un milestés anual de la vida cultural de Manizaleña.

El peso del teatro en la calle

Una de las características más llamativas de este tema es la programación en espacios abiertos, lo que fortalece la tradición del festival para llevar el arte a las calles. Este formato rompe las barreras entre artistas y espectadores, convierte la ciudad en un escenario y permite que la experiencia teatral llegue a aquellos que generalmente no asisten a funciones en la sala.

El teatro en la calle no solo proporciona acceso gratuito, sino que también plantea preguntas sobre el uso del espacio público y el papel de la cultura como derecho civil. Estas presentaciones, en parques y cuadrados, a menudo son las más ocupadas y generan diferentes dinámicas de interacción, en la que el espectador se convierte en un participante activo en el espectáculo.

Crédito: Oficina de Manizales del alcalde

Un espacio de intercambio cultural

Además de su impacto local, el Festival Internacional de Teatro de Manizales funcionó como una plataforma de intercambio cultural. La participación de grupos internacionales permite a la ciudad tener acceso a propuestas que dialogan con diferentes realidades, estética y contextos. Al mismo tiempo, los artistas nacionales encuentran un escenario de visibilidad y diálogo con parejas de otros países.

Esta intersección de perspectivas hace del festival un espacio de aprendizaje colectivo, en el que se actualizan los discursos de teatro y las redes se fortalecen entre los creadores de la región.

Impacto cultural y social

El festival no se limita a un evento de entretenimiento. Su contribución más importante es consolidar la identidad cultural de los manizales y fortalecer el teatro como una herramienta de cohesión social. En cada número, miles de espectadores participan en funciones que estimulan, elevan el debate y le permiten vivir experiencias estéticas que apenas se encuentran en otros espacios.

La última pieza de este número 57 es una oportunidad para que los residentes de la ciudad y los visitantes se encuentren con el teatro en sus múltiples formas: desde las sugerencias más íntimas en la sala hasta las reuniones de masas que transforman la vida diaria de cuadrados y parques en un escenario vivo.

La cortina caerá en los próximos días, pero la huella cultural que dejó el festival va más allá de sus funciones. La permanencia muestra que el teatro, en un país donde el acceso a la cultura es desigual, sigue siendo un vehículo privilegiado para generar encuentro, reflexión y memoria colectiva.

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