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Jane Goodall, la mujer que aprendimos a escuchar la naturaleza – En un click

Jane Goodall, la mujer que aprendimos a escuchar la naturaleza

 – En un click
Crédito: Jane Goodall

Por: International Writing Axis 21

Barcelona, ​​3 de octubre de 2025. Hablando de Jane Goodall habla sobre una de las figuras más trascendentales en la historia de la ciencia, la preservación y el activismo ambiental. Su nombre está vinculado para siempre con los chimpancés, pero su legado va mucho más allá de la jungla africana: es una lección de paciencia, respeto por la vida y esperanza en la capacidad humana de cambiar el curso de nuestro planeta.

Una infancia caracterizada por la curiosidad

Valerie Jane Morris-Goodall nació en Londres en 1934, en un momento en que las mujeres tenían pocas oportunidades de dedicarse a la ciencia. Desde la infancia, ha mostrado un profundo amor por los animales. Su madre, los apellidos, era esencial para alimentar esa pasión: cuando Jane llegó a casa con gusanos escondidos debajo de la almohada, lejos de ella, la alentó a seguir mirando. También fue su madre quien la motivó a leer las aventuras de Tarzán y El libro de la junglaHistorias despertadas en él, el sueño de viajar a África y vivir entre animales salvajes.

El viaje que ha cambiado la historia

El sueño era imposible para una mujer joven sin estudios universitarios en zoología o recursos económicos, pero la vida de Goodall se transformó en 1957 cuando fue invitada a visitar a un amigo en Kenia. Allí conoció a Louis Leakey, un bien conocido paleo -anhropólogo que buscaba a alguien que estuviera dispuesto a observar primates en su hábitat natural. Leakey quedó impresionada por la paciencia y la pasión de Jane, y en 1960 la envió a Gombe, en lo que Tanzania hoy, con la misión de estudiar los chimpancés.

Crédito: Jane Goodall

Una apariencia revolucionaria

Goodall llegó a la jungla sin entrenamiento científico formal, pero la aparente desventaja se convirtió en el mayor poder. No tenía prejuicios académicos ni protocolos rígidos: miró la sensibilidad con el tiempo y el respeto. Así fue como descubrió lo que nadie había visto antes.

En 1960, documentó que los chimpancés produjeron y usaron herramientas para obtener alimentos, desafiando la convicción científica de que solo las personas eran «fabricantes de herramientas». También observó un comportamiento complicado: intensos lazos familiares, compasión y muestras de colaboración, pero también violencia, lucha de poder y guerras territoriales. En palabras de Goodall: «No hay una línea clara que nos separe de los animales; somos parte de la misma familia».

De científico a defensor del planeta

El trabajo de Jane Goodall transformó nuestra visión del mundo animal y abrió nuevos campos en primatología, etología y antropología. Sin embargo, en la década de 1980, durante sus constantes viajes a Gombe, comenzó a prestar atención a una realidad devastadora: los bosques desaparecieron, las comunidades humanas alrededor de los parques sufrieron pobreza extrema y los chimpancés tenían el peligro de extinción.

En ese momento, su vida dio un giro. Dejó de pasar los días en la jungla y se convirtió en un incansable defensor de la naturaleza. Estableció el Instituto Jane Goodallque hoy lidera la conservación, el desarrollo comunitario y la educación ambiental en más de 30 países.

El poder de los jóvenes: raíces y disparos

Convencido de que el cambio con los jóvenes debería comenzar, en 1991 creó el programa Raíces y brotes (Raíces y brotes), una red global de jóvenes dedicados a la protección del medio ambiente, los animales y las comunidades humanas. Lo que comenzó con un pequeño grupo de estudiantes en Tanzania se ha convertido en un movimiento con miles de proyectos en más de 100 países, inspirando a nuevas generaciones de líderes ambientales.

Crédito: Jane Goodall

Una voz en el mundo

Hoy, con más de 90 años, Jane Goodall viaja al planeta para compartir su mensaje. Viaja conferencias más de 300 días al año, se reúne con líderes políticos, empresarios, comunidades indígenas y especialmente con jóvenes. Su discurso no es fatalismo, sino de esperanza activa: «Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Cada acción cuenta».

Su activismo también se ha desarrollado con los tiempos. Ha expuesto el impacto de la deforestación, el comercio ilegal de especies, el tráfico de los animales salvajes, el cambio climático e indiferencia hacia el sufrimiento animal. Al mismo tiempo, promovió soluciones basadas en la cooperación, el empoderamiento local y el respeto por la vida en todas sus formas.

Reconocimiento y patrimonio

La lista de honores recibidos por Jane Goodall es interminable: Lady Commander of the Order of the British Empire, The United Peace Messenger, Conservation Awards, Honoris Causa de las universidades más prestigiosas e incluso un documental otorgado con un Emmy y un Oscar. Pero lo que se destaca en él no son las medallas o títulos, sino la coherencia entre sus vidas y sus ideales.

Goodall nunca perdió la humildad. Prefiere hablar con un niño pidiéndole chimpancés como con un político con dificultades; Él siempre tiene un pequeño chimpancé lleno en su mano, llamado ‘Sr. H ‘, un símbolo de esperanza y su dedicación para inspirar a otros.

El eco de tu mensaje

El legado de Jane Goodall supera la ciencia. Nos enseñó a mirar a los animales como criaturas con emociones, inteligencia y derechos; Nos mostró que la conservación no es posible sin justicia social; Y nos recordó que todavía estamos a tiempo para cambiar.

Su vida es una invitación para escuchar la voz de la naturaleza con humildad y respeto y aceptar la responsabilidad del cuidado de la tierra. Como ella misma dice: «Lo que hacemos en este momento y en todos los días marcará la diferencia en el futuro de la vida en la Tierra».

Jane Goodall no es solo una científica. Es un símbolo del sindicato entre el conocimiento y la compasión, una mujer que ha dedicado su vida a recordarnos que todos compartimos profundamente en la misma historia: la de un planeta que golpea con nosotros.

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