
Las autoridades ambientales han sido suspendidas debido a las actividades de explotación llevadas a cabo en la mina situada en la zona rural del municipio de Gensuque, que pertenece a la provincia de Ubaté, Cundinamarca. Este procedimiento está directamente relacionado con la necesidad de preservar el medio ambiente y minimizar los daños ecológicos que han sido ocasionados por la minería ilegal en esta región.
La acción de suspensión fue orquestada por la Unidad de Gestión Ambiental Integrada, la Cundinamarca Autónoma Regional (UIGA), con el respaldo del Grupo Ecuestre Medio # 13 Tequendama del Ejército Nacional, así como de la Fuerza Aérea Colombiana y la Policía Nacional. Estas instituciones se unieron en un esfuerzo por controlar las actividades mineras que están poniendo en peligro los recursos naturales y el entorno en general.
La decisión se originó tras una minuciosa visita de inspección realizada a La Carbonera, que se localiza en la Vereda El Carmen de Lansieque. Durante esta inspección, se notaron serios problemas en el suelo, el aire, y el agua, todos derivados de la explotación desmedida de minerales de manera ilegal. Los daños son evidentes y afectan no solo a la calidad del ambiente local, sino también a la salud de las comunidades cercanas.
«Durante la diligencia de inspección, realizada el 24 de abril, se logró demostrar que, a pesar de que esta propiedad poseía un título minero otorgado, sus actividades eran ilegales», afirmó Emma Constanza Zúñiga, la (s) Card (s) General (s). Esta afirmación subraya la complejidad del problema, ya que resalta que incluso con permisos mineros, las prácticas realizadas pueden no cumplir con las normativas ambientales requeridas.
En el curso de la diligencia, los expertos pudieron establecer que había un desarrollo de carbón mecanizado en un área aproximada de 0.46 hectáreas. Además, hallaron evidencias de cortes recientes en la vegetación local, indicando que se estaban llevando a cabo actividades de explotación intensiva que afectan el ecosistema de la región. También se observó la presencia de una sierra de motor utilizada por los trabajadores mineros para cortar palancas en las zonas subterráneas. En áreas adyacentes, se encontró una batería de carbón que pesaba aproximadamente 10 toneladas, lo que confirma la magnitud de las operaciones ilegales en la zona.
El informe técnico elaborado por la UAGA revela que hay un daño ambiental significativo; se han observado alteraciones en la estructura y propiedades fisicoquímicas del suelo, lo que ha reducido su capacidad para retener nutrientes y otros componentes esenciales. Los efectos nocivos sobre los recursos acuáticos y el entorno natural son igualmente alarmantes. A corto alcance de la boca de la mina se encuentra una fuente de agua que ha comenzado a recibir descargas contaminadas, consecuencia de la eliminación inadecuada de carbono, lo que ha generado cambios drásticos en sus propiedades eléctricas y calidad general.
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La visita también evidenció una notable pérdida de cobertura vegetal como resultado de la apertura de la mina, así como la instalación de infraestructuras mineras y la construcción de caminos de acceso. Estas intervenciones han incrementado considerablemente el riesgo de erosión del suelo y degradación del ecosistema local, lo que a su vez pone en peligro la estabilidad ambiental de la región. Los árboles observados durante la inspección no contaban con los permisos forestales adecuados, lo que constituye una violación de las regulaciones ambientales vigentes y profundiza el impacto negativo sobre los recursos naturales del área.