

El robo de luminarias en Barriga Dejó de ser un hecho aislado para convertirse en una amenaza constante contra el espacio público. El caso más reciente ocurrió en el Parque del 11 de noviembredonde se robaron 22 luminarias y 18 reflectores, dejando en la oscuridad un lugar clave para la recreación de cientos de familias. Pero más allá del daño inmediato, este tipo de vandalismo revela una cadena de negligencia, impunidad y desinterés que termina directamente afectando el ciudadanía.
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Un parque desmantelado
Ubicado en la carrera 54 entre las calles 54 y 58, Park 11 de noviembre estaba sujeto a un robo masivo que dejó toda el área sin iluminación. El Oficina de Alcalde de Barranquillaa través de la empresa K-yenaa cargo de la iluminación pública, confirmó el hecho y anunció que intervendrá el lugar para reemplazar las luminarias en el menos tiempo posible.
Estos elementos robados terminan aliviados en el mercado negro por precios ridículos. Foto:Cortesía
«Lamentamos que los diferentes sectores de la ciudad estén oscuros. Estos actos de vandalismo intentan la iluminación pública y contra la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos «, dijo Carlos SarabiaGerente de K-Yena.
Sin embargo, El reemplazo no es inmediato ni libre. Cada luminaria robada representa una inversión pública que se pierde y debe asumirse nuevamente con recursos que podrían usarse para otras necesidades urgentes.
Lo más alarmante es que estos elementos robados (luminarias, reflectores, mallas de metal, cableado, tapas de registro – Fin Revertido en el mercado negro por precios ridículos. Lo que para el distrito representa una inversión de millones de pesos, para los delincuentes se convierte en algunos proyectos de ley obtenidos al peso, Como si fuera un simple chatarra.
El hierro, el aluminio, el cobre e incluso el plástico de las luminarias se comercializan sin control en chatarra que, en muchos casos, no requieren origen o documentación. Por lo tanto, se perpetúa Un ciclo de destrucción del espacio público que parece no tener freno.
No solo luminarias: también se toman mentas y estructuras
El robo no se limita a las luminarias. En varios parques de la ciudad, las mallas de metal, las estructuras del recinto también han sido robadas, estructuras de gabinete, tapas de alcantarilla e incluso juegos infantiles. Elementos que, fuera del contexto del trabajo, pierden su valor funcional, pero que son Vendido por peso como si fueran residuos industriales.
En varios parques, también se han robado mallas de metal y estructuras de recinto Foto:Cortesía
Este tipo de robos no solo deteriora el entorno urbano, sino que también pone en riesgo la seguridad de quienes viajan a través de estos espacios. Un parque sin luz es un parque inseguroY un parque sin recinto es un espacio vulnerable al abandono y el crimen.
La comunidad como la primera línea de defensa
De la oficina del alcalde un Ciudadanía llamado para denunciar cualquier intento de robo o daño al sistema de iluminación pública. Línea 123 del Policía metropolitana Está habilitado para recibir informes, pero la efectividad de la respuesta sigue siendo cuestionada por muchos habitantes que Sienten que las autoridades llegan tarde o no llegan.
La invitación también es que la comunidad se convierta en un vigilante activo de obras públicas. Son los vecinos los que más se benefician de estos espaciosy por lo tanto, aquellos que deben asumir un papel principal en su cuidado y protección.
¿Y las autoridades?
Aunque la oficina del alcalde afirma estar trabajando en forma articulada Con la policía para investigar estos hechos, la verdad es que los robos continúan ocurriendo con frecuencia. La falta de vigilancia, la baja judicialización de los responsables y la permisividad con el comercio informal de los materiales robados son factores que alimentan este problema.
La línea 123 de la policía metropolitana puede recibir informes. Foto:Cortesía
No es suficiente para reemplazar el robo. Es urgente que las autoridades intervinan con fuerza para Detén esta cadena criminal. Las operaciones son necesarias en chatarra, controles de trazabilidad de material, cámaras de vigilancia en puntos críticos y, sobre todo, sanciones ejemplares para aquellos que amenazan el herencia pública.
El robo de luminarias no es solo un problema técnico o presupuestario. Es un síntoma de una enfermedad más profunda: una desconexión entre la ciudadanía y el público. Si bien hay quienes ven en una luminaria una oportunidad de ganancia rápida, y no un bien común que mejore la calidad de vida de todos, continuaremos perdiendo.
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Barranquilla no puede continuar permitiendo que sus parques salgan por algunos. La defensa del espacio público debe ser una causa colectivadonde los ciudadanos, las autoridades y las empresas trabajan juntas para proteger lo que nos pertenece a todos.
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