






En el corazón de la Amazonía colombiana, donde durante décadas se pelea intensa entre Las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y el estadoHoy florece una nueva esperanza.
En el municipio de El Doncello, 41 firmas de familias del acuerdo de paz han recibido oficialmente 235 hectáreas de tierra, como parte de un Proceso de reincorporación que busca transformar El legado de la guerra en el futuro de la reconciliación y el desarrollo.
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“Estas familias comienzan a tomar raíces en su propia tierra, sembrar esperanza y contribuir a la no repetición
Gonzalo Agudelo Hernández, asesor de la Dirección General de la Hormiga.
Zona de guerra a la paz
Tierra para doncella, en Caquetá Foto:HORMIGA
El Departamento de Caquetá fue uno de los epicentros del conflicto armado colombiano. Desde los años 80, la presencia del FARC-Ep se consolidó entre los municipios de San Vicente del Caguán, La Montañita, Cartagena del Sillaá y El Doncello, donde Los insurgentes establecieron campamentos, áreas de influencia y corredores estratégicos. Durante décadas, La región vivía guerrilleras, desplazamientos masivos, el ejército y los enfrentamientos policiales contra las guerrillas y una profunda crisis humanitaria.
En 1998, San Vicente del Caguán fue escenario del fallido proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y el FARC, que culminó en 2002 sin resultados concretos.
El área estaba marcada por la frustración, el estigma y el resurgimiento de la violencia. Sin embargo, Con la firma del acuerdo de paz en 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el FARC-Ep Se abrió un nuevo capítulo para excombacadores y comunidades afectadas.
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Una comunidad que se resiste
Tierra para doncella, en Caquetá Foto:HORMIGA
Uno de los espacios de capacitación y restablecimiento territorial (ETCR) creado después del acuerdo fue el de Miravalle, en San Vicente del Caguán.
Allí, docenas de ex guerrilleros comenzaron su tránsito hacia la vida civil, apostando a Proyectos productivos, educación y coexistencia pacífica. Sin embargo, falta de garantías, violación estatal y Las amenazas de grupos armados residuales obligaron a muchos a moverse nuevamente.
Así es como decidieron los firmantes de la etcr Óscar Mondragón Mudarse a El Doncello, buscando seguridad y estabilidad.
Hoy, gracias a la adjudicación de tres propiedades por la Agencia Nacional de Tierras (ANT), estas familias pueden Lanza raíces en su propio territorio, sembrar bastón, cacao, yuca y café, y construyendo una nueva narrativa para Caquetá.
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Estamos orgullosos porque, finalmente, estamos sembrando en nuestra propia tierra y no tenemos que pagar el alquiler. Ahora nuestras familias tienen un hogar y vida de vivienda
Ángela Patricia, líder del ETCR y presidenta de la Asociación de Mujeres de Reincorporadas (Creapaz)
Una articulación institucional sin precedentes
Tierra para doncella, en Caquetá Foto:HORMIGA
La entrega de tierras fue posible gracias a la articulación entre la hormiga, la agencia para la reincorporación y la estandarización (ARN), el Ministerio del Interior, la Oficina del Alto Comisionado de Paz, Fuerzas Militares, la Policía Nacional y las Autoridades locales. Este esfuerzo conjunto busca garantizar los derechos territoriales de los firmantes de paz, promover la no repetición y fortalecer la reforma agraria.
Gonzalo Agudelo Hernández, asesor de la Dirección General de la Hormiga, lo describió como «un hecho histórico», destacando el compromiso del presidente Gustavo Petro y el director Juan Felipe Harman con la implementación del acuerdo. «Estas familias comienzan a tomar raíces en su propia tierra, sembrar esperanza y contribuir a la no repetición», dijo.
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Voces de los que sembraron la paz
Ángela Patricia, líder de la ETCR y presidenta de la Asociación de Reincorporadas (Creapaz), expresada con emoción: «Estamos orgullosos porque, finalmente, estamos sembrando en nuestra propia tierra y no tenemos que pagar el alquiler. Ahora nuestras familias tienen una vivienda y una vida digna».
Por su parte, Mayra Alejandra Ramírez, otro firmante, enfatizó que «la paz está construida con hechos concretos como la entrega de tierras. Esto vuelve a la dignidad y nuestros derechos después de casi nueve años de firmar el acuerdo».
Wilson Velázquez Cortés, vicepresidente del ETCR, agregó: «Continuamos apostando por la paz. No nos equivocamos al dejar las armas e integrarnos en la vida. Sabemos que vienen muchos desafíos, pero este primer paso nos permite establecernos y avanzar».
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Proyectos productivos para la reconciliación
Las propiedades otorgadas están destinadas a cultivos de pancoger y productos comerciales como el cacao y el café, que no solo garantizan la seguridad alimentaria, sino que también impulsan la economía local. Estos proyectos se administran colectivamente, promoviendo el trabajo comunitario y la equidad de género.
Además, las alianzas se han establecido con entidades técnicas y comerciales para garantizar la sostenibilidad de los cultivos, el acceso a los mercados y la capacitación continua. El objetivo es que estas familias no solo sobrevivan, sino que prosperan y se convierten en referentes de la paz y el desarrollo rural.
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Caquetá: entre dolor y esperanza
Caquetá sigue siendo una región con grandes desafíos: Presencia de grupos armados ilegales, cultivos ilícitos, deforestación y pobreza estructural. Sin embargo, también es un territorio de Resistencia, biodiversidad y potencial agrícola. La entrega de tierras a los firmantes de paz representa un compromiso para transformar esa realidad, de la participación local y de la comunidad.
Este proceso no está exento de las tensiones. Algunos sectores todavía miran sospechosamente a los ex combatientes, y la estigmatización persiste. Por lo tanto, la articulación institucional también busca promover el respeto y la confianza hacia los procesos de restablecimiento, como señaló el ARN en su discurso.
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Estamos orgullosos porque, finalmente, estamos sembrando en nuestra propia tierra y no tenemos que pagar el alquiler, lo que limitó mucho a nuestra economía. Ahora nuestras familias tienen un hogar y vida dignos. Aquí estamos cultivando caña, cacao y otros productos para garantizar nuestros ingresos y fortalecer la seguridad alimentaria en el país.
Ángela Patricia, Presidenta de la Asociación de Reincorporadas (Creapaz).
Un paso hacia la no repetición
La adjudicación de tierras en la doncella no es solo una política pública: es una declaración de voluntad.
Es el reconocimiento de que la paz está construida con tierra, Con trabajo, con dignidad. Es el cumplimiento de una promesa hecha en La Habana, y que hoy se materializa en hectáreas plantadas con esperanza.
Para las comunidades de la doncella, Caquetá, este hecho representa un nuevo capítulo. Uno donde Las balas son reemplazadas por semillasy donde el conflicto da paso a la reconciliación. Las 41 familias del Etcr Óscar Mondragón son testimonios vivos que, incluso en los territorios más derrotados por la guerra, la paz es posible.
Y como dijo Angela Patricia, con la apariencia firme y las manos en la tierra: «Aquí estamos. Sembrando la paz. Y no nos detendremos».
Además, lo invitamos a ver nuestro documental ‘Explotación sexual en Cartagena: Voces silenciadas’
Documario del periodista Jineth Bedoya. Foto:
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