


En ese viejo autobús blanco de trazo con negro Como muchos más que eran colores de esta y otras compañías de transporte que circulaban en Cali, en los años 80 y 90, un arco iris sobre ruedas, Angelmiro Pulgarín Correa sonrió porque revivió su infancia.
Así comenzó la historia de JGB en Cali. Foto:Cortesía de JGB
El caldense de 62 años y cerca de su retiro, se sentó al lado de la ventana o en el pasillo de ese autobús cuando fue alcanzado por el olor del tarrito vitamínico rojo que su madre puso sobre la mesa, en una granja donde el padre de una familia de nueve hijos los llevó a ser un pero más outler.
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Angelmiro creció entre vacas, pollos y animales de campo en esa montaña del municipio de su Pácora natal, en el norte de Caldas. Y todos los días, sin falta, antes de estudiar en la escuela de la ciudad, obedecía a la madre que tomara la leche con la granulada Kolada JGB.
Era un niño que a los 11 años alternaba sus estudios al recolectar algo de dinero para sus libros y su familia como empacador en un supermercado y hoy es el trabajador más antiguo de la Compañía Valle del Cauca de la Compañía del Tarrito rojo Eso ha marcado generaciones a lo largo del siglo y medio en todo el país y eso celebra durante los 150 años creados en el corazón de Cali.
No en muchas empresas pueden presenciar de presenciar transformaciones de la sociedad colombiana y cómo han logrado crecer de la mano con el territorio nacional.
Así comenzó la historia de JGB en Cali. Foto:Cortesía de JGB
«De esos 150 años tengo 36 en una empresa que está en mi corazón y en la de mi familia», dijo Angelmiro orgulloso, recordando que después de terminar sus estudios de secundaria en el eje de café, miró hacia Cali como la ciudad de las oportunidades.
Cada vez que estaba en el autobús de la compañía en blanco y negro, el negro blanco y negro de hoy para el mío, y pasaba frente a las instalaciones centrales de JGB, el Caldenso que ascendía en la compañía hasta que se convirtió en el líder de la productividad en la actualidad con más de 200 personas a su cargo, repitió que iba a trabajar allí y que fallaría su futuro.
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Soy de una familia campesina, nací en Pácora, luego me mudé a La Merced, también en Caldas, y desde que era pequeño me levantaron El Tarrito rojo, porque mis padres siempre argumentaron que era abrir inteligencia «Pulgarín comentó.
Así comenzó la historia de JGB en Cali. Foto:Cortesía de JGB
«No quería atascarme y Cali siempre parecía una ciudad de hospital donde iba cuando era niño cuando estaba en la escuela.
«Cuando pasé el autobús blanco y negro por JGB, en la quinta carrera entre las calles 23 y 24, tomé esos recuerdos de mi infancia porque olía a vitamina», agregó.
«Tenía unos 19 o 20 años y llegué a Cali en 83, comenzando a trabajar en una litografía donde conocí a mi esposa y luego ingresé a JGB, dentro de una tormenta en 1989 hasta que me vinculé directamente el 2 de enero de 1992», dijo.
Así comenzó la historia de JGB en Cali. Foto:Cortesía de JGB
En ese momento, el ingeniero industrial Entró en el área de las impresiones gráficas y luego se puso en producción, donde en esos 90, todo era manual. En ese momento, por ejemplo, 20 unidades del Tarrito rojo salían cada minuto y ahora hay 85 unidades por minuto, con el apoyo de la tecnología de la industria.
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Así comenzó la historia de JGB en Cali. Foto:Cortesía de JGB
Una de sus primeras posiciones fue ser supervisor, cuando uno de los propietarios de esa época, Álvaro Garcés, se sorprendió al verlo tan joven, porque tenía 24 años y luego lo alentó a trabajar para que la compañía continuara creciendo. «Me dio la patada de buena suerte. Me pidió mi edad y me dijo que continuara y esperara que lo hiciera durante mucho tiempo», continuó en su narración.
«Para mí, JGB lo es todo, es una compañía de oportunidades, donde si quieres surgir puedes lograr. Abrieron las puertas a todos los que trabajaban y nos dieron la oportunidad de crecer dentro de la organización. JGB para mí lo es todo«
El fundador de JGB, Enrique Garcés. Foto:Cortesía de JGB
En el corazón de Cali
Cuando Cali era una ciudad de calles empedradas que no superó a los 15,000 habitantes y cuyos primeros vecindarios formaron el centro de la ciudad, el médico Enrique Garcés Velasco tenía una pequeña botecaria, como se conocieron a la hora de 1875, cuando el lugar abrió sus puertas. Ese fue el comienzo de JGB, en la carrera 5 con la calle 13 en el vecindario tradicional de San Nicolás. El nombre es el Botics Garcés, que luego se llamó farmacia y farmacia Jorge Garcés B.
Jorge Garcés Borrero, hijo del fundador. Abrió los laboratorios JGB. Foto:Cortesía de JGB
Time habló con uno de los grandes niños del médico fundador, Santiago Eder Garcés, hermano del alcalde de Cali, Alejandro Eder, y que también es economista y miembro de la Junta Directiva de JGB.
Santiago Eder, Tataranieto de Enrique Garcés y Great -Grandson de Jorge Garcés Borrero. Foto:Cortesía de JGB
Santiago Eder dijo que uno de los hijos del médico de Botics, Jorge Garcés Borrero, tenía 15 años cuando el padre murió en 1899, de repente. Tenía 50 años. “Había hijos en Bogotá y las hijas estaban casadas. Tenían a Jorge Garcés Borrero, de 15 años y dos hijos, de 9 y 10 años. La esposa, es decir, la madre de Jorge Garcés Borrero, Joaquina Borrero, tomó el mando de ese boticario. Lo hizo durante tres años. Sin tener al esposo, ella contrató a un médico que lo ayudó ”, continuó diciéndole a los grandes -grandios.
La compañía Jorge Garcés Borrero, en la carrera 5 entre las calles 23 y 24. Todavía todavía allí. Foto:Cortesía de JGB
La base de 150 años de JGB quien tomó las iniciales del hijo del médico boticario es parte del desarrollo de Cali. Los historiadores se dan cuenta de que Jorge Garcés Borrero, quien a los 18 años se hizo cargo de los asuntos de la familia, con su hermano Manuel María y un socio llamado Raúl Arboleda constituyó la compañía colectiva Jorge Garcés Borrero and Company. En 1925, lo que era un boticario ya eran los Laboratorios JGB.
La compañía colombiana JGB completó 150 años de fundación. Foto:JGB
Según el Gran Gran -Grandson del Fundador, Jorge Garcés viajó en 1905 a Inglaterra, para saber cómo manejar el negocio en el mundo de los productos farmacéuticos, buscando importar medicamentos. Su vocación era más negocios y no la del médico como era el padre. Por lo tanto, los desinflamatorios, antiparasitarios, antiácidos y calmantes fueron entre los primeros productos y luego los de un bote de algodón, antisépticos, alcohol e peróxido de hidrógeno. Luego, el multivitamínico comenzó a ganar fuerza con el JGB rojo Kola Tarrito granulado.
Reconocimiento del Consejo de Cali a JGB. Duván Guerrero, Carlos Pabón y Santiago Eder. Foto:Cortesía de JGB.
La compañía ha continuado con la tradición de operar en el corazón de Cali, en la misma raza 5 de ese boticario pionero, pero a más de 10 cuadras de distancia.
El gran nieto de Garcés Velasco y Great -Grandson de Jorge Garcés Borrero también destacó el deseo de una familia completa por ayudar no solo en el bienestar de los colombianos, desde el mercado, sino con obras de desarrollo, como la donación de la tierra donde la Universidad del Valle y el legado también se extienden a la Fundación Valle del Lili, uno de los clínicos más reconocidos de la Universidad de su valle y el Legado también se extiende a la Fundación Valle del Lili, uno de los clínicos más reconocidos de los altos. Pacífico, en el este de Cali, ayudando a la población vulnerable.
También enfatizó que el trabajo de la familia Garcés se extendió a la promoción de iniciativas sociales, a través de la Fundación Alvalice que ha estado desarrollando un modelo de alianzas públicas privadas «que ha logrado movilizar los recursos de los sectores de cooperación pública, privada e internacional para apoyar y impulsar proyectos de impacto regional y nacional destinado a mejorar las condiciones de vida de las comunidades».
Señalan la inteligencia artificial
«Somos una compañía del siglo XXI con 150 años de historia. La tecnología nos permite capitalizar ese conocimiento y transformarlo en productos y acciones concretos para continuar en vigor en un entorno cada vez más competitivo», dijo el director general de JGB, Carlos Arturo Pabón.
Aseguró que la Compañía Valle del Cauca está incorporando inteligencia artificial, análisis avanzado y gobernanza de datos para consolidarse como una empresa ágil, eficiente y preparada para el futuro. Según el Director General, también se está ejecutando un ambicioso programa de capacitación interna para que los colaboradores de todos los niveles se adapten a nuevas formas de trabajo.
El gerente señaló una redefinición de su organización y el enfoque en la eficiencia que permitió a JGB cerrar 2024 con 219.9 mil millones de pesos en ventas, lo que representa un crecimiento de 4 uno con en comparación con 2023.
A su vez, destacó un crecimiento de los servicios públicos del 280 por ciento en un año. En su cartera de productos, 35cientos de sus ventas provienen de multivitamínicos, con cuidado rojo en atención oral, con el 27 por ciento de sus ventas y el botiquín, al 25 por ciento; El resto se distribuye entre sus líneas de alivio y limpieza.
«Una empresa familiar que ha persistido durante 150 años por valores de trabajo social, apoyo a la ciudad, el reconocimiento de sus trabajadores, la resiliencia, la ética y la responsabilidad social, que es lo que me parece más importante. Es 150 años en los que nos ha acompañado como productos reconocidos como el Tarrito Red, que ha ayudado a muchas generaciones. Queremos otra 150 años de éxito», informaron en el gobierno del Gobierno del Valley.
«Es un siglo y medio de la historia y estoy orgulloso de ser parte de 36 años. Ahora estoy empalmando con mi sucesor para continuar haciendo historia y creando más desarrollo», dijo el empleado más antiguo, el Caldenso Angelmiro Pulgarín, que tomó ese multivitamín Tarrito cuando era niño, como cientos de miles de personas en el país.
Carolina Bohórquez
Corresponsal de El Tiempo
Cali
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