

El Cámara criminal de la Corte Superior de Barranquilla condenó al juez a siete años de prisión José de Jesús Vergara OteroDespués de encontrarlo responsable del crimen de Prevaricado por acción agravada. El fallo, con la presentación del juez Luigi José Reyes Núñez, establece que el Togado actuó en contra de la ley al reemplazar la medida de garantía en el centro de la prisión. arresto domiciliario a favor de Juan Carlos Romero GómezAlias ’JK’, indicado como líder de la organización criminal ‘Los Costeño’.
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La decisión judicial, tomada el 29 de marzo de 2019 cuando Vergara Otero se desempeñó como Juez 12 Criminal Municipal con Función de control de garantía de Barranquillafue cuestionado por la oficina del fiscal. En ese momento, el juez argumentó que el alias ‘JK’ debería recibir el beneficio de ser Padre de la familiasin evaluar adecuadamente la evidencia o las restricciones legales que se aplican en casos de delitos organizados.
También conocido como ‘jk’ había sido Capturado en diciembre de 2018 y enfrentaron cargos de concierto por crimen agravado, entre otros delitos. La oficina del fiscal lo identificó como un líder de comando medio de ‘Los pepes‘ y ‘La costa‘, Estructuras dedicadas al tráfico de drogas, extorsión y homicidios en Barranquilla. Inicialmente, la medida de aseguramiento se impuso en el establecimiento de la prisión, pero el juez Vergara Otero decidió modificarlo, A pesar de la oposición expresa del fiscal del caso.
El marco legal ignoró
El tribunal consideró que el juez ignoró la prohibición contenida en el artículo 314 del Código de Procedimiento Penalque evita reemplazar la detención preventiva para el hogar cuando se trata de delitos de competencia de jueces especializados. Además, se observó que el Togado fue a juicio C-318 de 2008 sin aplicar correctamente sus pautase ignoró las disposiciones de la ley 750 de 2002 y la ley 1142 de 2007.
El juez tendrá 80 meses de discapacidad. Foto:Istock.com
Uno de los puntos más críticos del fallo fue la forma en que el juez justificó la calidad del jefe de la cabeza de la familia. Según el tribunal, Vergara Otero se basó en Percepciones subjetivas Y en documentos sin rigor técnico, como informes sociales y fotografías, para inferir enfermedades graves en los familiares del procesamiento. Ninguna opiniones o evidencia concluyente de legales médicos mostraron que los padres o el hermano del alias ‘JK’ dependían exclusivamente de él.
La fiscalía también advirtió que el juez no valoró adecuadamente el riesgo que representaba el Tratamiento Para la comunidad. En la audiencia original, se había señalado que el alias ‘JK’ estaba vinculado a actividades ilegales, como la distribución de narcóticos y extorsión en el centro de Barranquilla. Incluso se mencionó que un colaborador menor de justicia había sido amenazado con la muerte, sin el juez considerando el impacto de liberar al presunto líder.
El registro de alias ‘jk’, el «heredero de la costa»
Después de recibir la medida de arresto en el hogar, Juan Carlos Romero Gómez violó la orden judicial y siguió siendo un fugitivo de la justicia. Fue recapturado el 25 de abril de 2021 en el vecindario de Barranquilla de Boston.en una operación policial que lo identificó como el «Heredero de la banda ‘Los Costaños’«
En ese momento, las autoridades señalaron que el alias ‘JK’ estaba a cargo de las finanzas de la organización, y que lideró la extorsión contra comerciantes, hoteleros y trabajadores sexuales en el centro de la ciudad. El 1 de mayo de 2021, un juez con la función de control de garantía lo impuso nuevamente Medida de seguro en la prisión, esta vez en la prisión de El Barne, en Tunja, Boyacá.
Juan Carlos Romero Gómez, también conocido como ‘JK’ Foto:Policía nacional
Él registro procesado y su reincidencia fueron elementos clave en el análisis de la corte. Se enfatizó que el juez Vergara Otero no verificó si el alias ‘JK’ realmente cumplía con los requisitos legales para recibir el beneficio, o si su entorno familiar carecía de redes de apoyo. Por el contrario, se demostró que vivía con su compañero e hijo en otra residencia, y que Sus padres tenían capacidad económica, incluso para acceder a créditos por más de 100 millones de pesos.
Un síntoma de una justicia que también ha fallado
La condena impuesta al juez Vergara Otero incluye un fina equivalente a 66.66 salarios mínimos legales mensuales vigentes y una incapacidad de 80 meses para ejercer funciones públicas. La falla, primera instancia, marca un precedente importante en el Luchar contra la impunidad judicial y en la demanda de rigor en las decisiones que afectan la seguridad ciudadana.
El tribunal fue enfático al señalar que el juez «valorado de una manera sesgada y caprichosa La evidencia material presentada por la defensa, otorgándoles un valor que excedió lo que la crítica saludable, las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia permiten. «También cuestionó que se daría por sentado que la provisión de los acusados para» preactuar «justificó el reemplazo de la medida, a pesar de que La ley lo prohíbe expresamente cuando hay una historia de los mismos crímenes.
Muchos de los capturados de estas bandas se benefician de las debilidades legales. Foto:Policía nacional
Aunque la condena del juez Vergara Otero representa un acto de justicia, también expone una herida más profunda: la fragilidad del sistema judicial contra el crimen organizado. Este no ha sido un caso aislado. En los últimos años, se han cuestionado múltiples decisiones judiciales sobre su laxitud contra las estructuras criminales que operan en Barranquilla y su área metropolitana.
La liberación de líderes, la flexibilidad de las medidas de aseguramiento y la falta de monitoreo de los beneficiarios del arresto domiciliario han contribuido, en más de un caso, a la expansión de las redes criminales que Hoy tienen la ciudad bajo control. La reincidencia del alias ‘JK’ no fue un accidente, fue, en realidad, el consecuencia directa de una decisión judicial que ignoró el contexto, el fondo y el Riesgo social de este individuo para la sociedad.
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El conflicto urbano que vive Barranquilla, con sus picos de violencia, extorsión y microtrafficking, no puede entenderse sin revisar también el papel que han jugado algunos actores del aparato judicial. Por mucho que hoy se señale un juez en particular, la verdad es que otras decisiones suaves, permisivas o mal respaldadas han tenido efectos similares: Permitir que las estructuras criminales se reorganizen, financien y continúen operando desde la sombra.
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