
Ha lanzado un fuerte llamado al distrito por la actual situación crítica de la vivienda prioritaria en el patrimonio público de la ciudad. En su intervención ante el Consejo de Bogotá, se presentaron tres apelaciones que revelan una combinación alarmante de mala gestión, promesas incumplidas y el uso ineficiente de los recursos públicos por parte de Vivienda popular (CVP). Cada uno de estos puntos subraya la urgencia de abordar el problema de vivienda de una manera más eficaz.
La realidad es que más de 860 mil personas están viviendo en condiciones precarias, mientras que cerca de 988 mil hogares carecen de un alojamiento adecuado y con ingresos que no superan dos salarios mínimos. En medio de esta crisis, la oferta formal de vivienda de interés prioritario (VIP) se limita a solo 2,672 unidades. Esto plantea una pregunta crítica: ¿cómo se puede hablar de progreso cuando la demanda supera con creces la oferta?
Se han aprobado 116 mil millones de dólares en el presupuesto destinado a las acciones populares de vivienda, pero sorprendentemente solo se asignaron $ 44 mil millones. Los $ 72 mil millones restantes se están utilizando para mejorar el espacio público, los acabados, y otros aspectos burocráticos, en lugar de dirigirse directamente a las necesidades de vivienda, lo cual es preocupante. De cada 10.8 dólares, apenas 3.8 están destinados a vivienda, que incluye actividades como la mejora, reubicación y construcción de nuevas unidades VIP.
Existen tres evidencias fundamentales que respaldan esta apelación. En primer lugar, el fracaso del plan emblemático de Claudia López, quien prometió mejorar 1,250 casas, ha terminado teniendo una ejecución de más de $ 68 mil millones, pero solo se han terminado 114 hogares. Esto significa que más de 1,000 familias siguen sin un lugar donde vivir adecuadamente. Esta situación es inaceptable y pone de manifiesto la falta de prioridad que se le ha dado a la vivienda.
En segundo lugar, el Proyecto de Santa Teresita, que se inició hace más de una década, debía entregar 1,302 casas para reubicar a familias en áreas vulnerables. Sin embargo, hasta ahora solo se han entregado 394, muchos de los cuales no cumplen con los requisitos técnicos establecidos, como el cumplimiento con el estándar Retie. Otros proyectos están abandonados, incompletos o con graves fallas estructurales, mientras que se han gastado más de 64 mil millones en este proyecto sin que se vea un verdadero impacto en la vida de las familias afectadas. ¿Dónde está la responsabilidad en la gestión de estos recursos?
En lo que respecta a los nuevos proyectos, seis lotes fueron propuestos por CVP para el desarrollo de viviendas para poblaciones de bajos recursos, pero cinco de ellos fueron rechazados por la falta de sostenibilidad en sus propuestas. En el único proyecto que ha sido aprobado, Bienes Raíces La María, se planificó la construcción de 658 casas, 180 de ellas VIP. A pesar de que el contrato se firmó en octubre, no se ha dado inicio a la construcción y se espera que el proyecto comience hasta abril de 2025, lo cual es inaceptable en vistas de la urgente necesidad de vivienda que tiene la población VIP. ¿Cómo puede CVP no gestionar las tierras públicas de manera responsable y no asegurar procesos de premiación efectivos al respecto?
Finalmente, mi advertencia también se realiza en relación con los recursos del fondo de compensación VISA/VIP, que no deben ser utilizados exclusivamente para viviendas formales, y no deberían ser desviados hacia costos operativos o intervenciones no relacionadas con la vivienda. Es imperativo que se tome en serio esta situación crítica y se actúe de manera efectiva y responsables.
Sandra Forero