



Después: Político Draft Ace 21
Bogotá, 3 de agosto de 2025. Hace solo un mes, Laura Sarabia apareció para los medios de comunicación con una declaración que parecía final: «Mi tiempo en el gobierno ha terminado». Fue la conclusión de una carrera política que había sorprendido a muchos por su velocidad y poder que alcanzó en tan poco tiempo. Había pasado de ser la sombra de transferencia de Gustavo Petro en una campaña, para tratar con la oficina presidencial de El Dapre y desde allí para ocupar el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Su despido parecía el final del ciclo caracterizado por la lealtad y la tormenta. Sin embargo, un anuncio reciente cambió que supondrá que el embajador colombiano en el Reino Unido cambió repentinamente el guión. Lo que parecía ser un saludo resultó ser la transferencia al escenario internacional.
Desde las sombras hasta la escena central
Laura Sarabia es un tema único en la política reciente de Colombia. Con unos años en el proceso público, se convirtió en la funcionario más influyente del primer ciclo presidencial. Su aumento se basó en la calidad que Gustavo Petro ha atraído en la regla de gestión: la lealtad absoluta.
En la campaña presidencial, Sarabia organizó el detalle invisible que mantuvo el viaje del entonces candidato a flote. Fue definido por el propio presidente como un «Planificación de hormigas». Cuando esta disciplina estaba en el poder, esta disciplina lo llevó a administrar la agenda presidencial, coordinar el ministerio y se convirtió en un tema clave en tiempos de crisis.
El paso a través del Ministerio de Asuntos Exteriores fue un salto arriesgado. La gestión internacional de la relación requiere experiencia técnica, habilidades en idiomas y conocimiento del equilibrio geopolítico. Sarabia asumió el desafío entre los aplausos de su círculo vecino y las críticas al sector diplomático, que vio sospechas de cambiar el personal con Cadares políticos.
La renuncia que no fue el final
El 5 de junio presentó la carta de venta de su entonces canciller. Agradeció a Petro por su confianza y enfatizó que la relación de estos dos se basaba en «Confianza, honestidad y lealtad». Las palabras sonaron en el cierre del escenario, especialmente cuando terminó la prensa: «Mi tiempo en el gobierno ha terminado».
La salida pareció abrir otro capítulo para la mujer que había sido registrada como «la mano derecha del presidente». Su retiro fue interpretado como una política para desactivar la tensión interna y tomar una fecha límite al gobierno con escándalos y divisiones.
Treinta días después, sin embargo, se sorprendió en el panorama político: Sarabia será la nueva embajadora de Colombia en el Reino Unido y reemplazó a Roy Barreras, quien renunció para comenzar la competencia presidencial.
Londres: posición estratégica en manos inesperadas
El Reino Unido no es un destino diplomático. Durante décadas, la relación bilateral se mueve alrededor de tres ejes: cooperación ambiental y climática, inversión extranjera en sectores estratégicos, como minería e infraestructura, y coordinación política en escenarios multilaterales.
En este contexto, la cita de Sarabia está preocupada. No habla inglés y no tiene experiencia internacional, lo que significa que su gestión dependerá en gran medida de consultores profesionales y acelerará los estudios en un escenario muy competitivo.
Más allá del perfil personal refleja el fenómeno de crecimiento del episodio: Usar la embajada como una extensión del comité político interno. Petro asegura su confianza al mover su trabajo más leal en una posición estratégica fuera del país, luchar contra ellos por enfrentamientos domésticos y asegurar que su influencia permanezca vigente.
Estándares de destrucción de las instituciones
La historia de Laura Sarabia también es la historia de cómo se han cambiado las reglas no escritas de presentación externa. En Colombia, los fiscales de los Embajadores han combinado históricamente dos formatos: Ferryplomata que garantiza la continuidad técnica y las figuras políticas con suficiente credibilidad para abrir puertas.
Con el gobierno actual, el equilibrio se ha inclinado hacia la otra opción, pero disminuyó al criterio: proximidad personal al presidente. Temas recientes en Madrid, París, Buenos Aires y ahora Londres muestran desarrollos preocupados por los sectores académicos y comerciales: La política exterior parece tener subordinado a la política nacional.
Los efectos no son menores. Cada embajada funciona como una negociación y una presentación de un nudo. Una cita que responde más a la gratitud personal que las calificaciones profesionales pueden significar influencia en la influencia, los acuerdos lentos y debilitar la imagen internacional del país.
Movimiento de lectura doble
La cita de Sarabia se puede leer en dos aviones. Inmediatamente, es un gesto de la autoconfianza de Petro hacia su colega más fiel, que pasó de ser el devanado interno a un papel privilegiado en el extranjero. En el próximo período, es la característica de un modelo de poder enfocado, donde el afecto reemplazará la institución y la política exterior, el escenario de protección política será.
La llegada de Sarabia a Londres coincide con el tiempo en que Colombia necesita fortalecer su presencia para socios estratégicos, atraer inversiones y proyectos reales en sus obligaciones internacionales. Cada reunión, cada foro y cada negociación requerirán que el nuevo embajador demuestre que su lealtad política puede ser resultados especiales para el país.
El mensaje de fondo
El viaje de Laura Sarabia, en la renuncia de la embajada, es una raya X del gobierno actual: Un proyecto que funciona sobre la base de la confianza personal, que viola los protocolos sin mirar hacia atrás y comprender el poder como una red cercana en lugar de como un sistema institucional.
Su nominación en Londres no es solo la historia de un aumento inesperado, sino un reflejo de la tierra que los rechazan, para mejorar o peor, cómo es un representante del mundo.
El tiempo dirá que si la «hormiga» como campañas y programas organizados en Bogotá puede bailar con el complejo ritmo de la estrategia internacional. Por ahora, su vuelo a Londres deja en claro que en el gobierno de Gustavo Petro, Nadie va en absoluto, solo cambia el escenario.