
El presidente ecuatoriano, Daniel Novoa, decretó un estado de excepción en varias provincias del país después de una nueva ola de violencia en las prisiones. El anuncio ocurrió después de que al menos 18 reclusos fueron asesinados en disturbios simultáneos que ocurrieron en Guayaquil, Cuenca y Latacunga. El gobierno posee grupos criminales que disputan el control interno de las prisiones y también extienden su poder a las calles.
El estado de excepción permite que las fuerzas armadas ingresen sanciones para controlar la situación, pero las organizaciones de derechos humanos advierten sobre el riesgo de violaciones de los derechos de los reclusos. Esta crisis penitenciaria, que se ha dejado durante más de dos años, ha dejado más de 500 muertos y muestra el colapso del sistema penitenciario en Ecuador. NEBOA solicitó la cooperación internacional para enfrentar el tráfico de drogas transnacional que financiaría a estos grupos armados.
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