Política

Cuando el poder no puede tolerar las críticas – En un click

Cuando el poder no puede tolerar las críticas

 – En un click

El presidente Gustavo Petro intentó serias acusaciones contra los medios de comunicación, esta vez indicó que podrían ser castigados por no ser cumplidos con lo que él llama «derecho a los ciudadanos el derecho a la información de la verdad». Dijo que algunos medios promueven el odio que sirven a los intereses de la gran capital y que podrían estar construyendo violencia en el país. Sus palabras, lejos de promover el diálogo, reflejan la tentación peligrosa de silenciar al que piensa de manera diferente.

En lugar de reconocer la importancia de los medios de comunicación en una sociedad democrática, el presidente la igualó con los actores que han sembrado odio y destrucción en la historia mundial. Llamó al genocidio en Ruanda y la propaganda nazi como si fueran comparables al trabajo de los periodistas colombianos. La exageración injusta como información incorrecta y aumenta el miedo. Cuando se trata de comparar, este tipo de comparaciones no se buscan para corregir errores o mejorar el debate, sino extraditar a los demás para silenciar.

Aún más preocupación es su advertencia sobre los incentivos de radio y televisión. Recordó que el espectro pertenece a la nación y sugirió que los medios de comunicación podrían perder sus acuerdos si no cumplen su visión de la verdad. ¿Qué significa en la práctica? Que si un medio no comparte la perspectiva del gobierno, podría ser castigado. No es para garantizar el derecho a la información. Está presionando para que la prensa solo diga qué se adapta.

Petro también aseguró que los medios están al servicio de grandes grupos económicos y, por lo tanto, se oponen al poder notarial. Según él, los empresarios no quieren pagar impuestos, por lo que financiar significa criticarlo. Pero en lugar de mirar estas declaraciones con hechos concretos, preferiría comenzar las acusaciones en el aire, ya que todos los que no están de acuerdo con su gobierno fueron parte de una conspiración. Esta forma de ver la división de la tierra, culpa sin evidencia y profundiza la desconfianza.

La libertad de noticias no es un favor que proporciona el gobierno. Es el derecho de todos los ciudadanos. Sin formas libres, no hay forma de saber qué sucede en los pasillos del poder o las decisiones de duda que afectan la vida de millones. No siempre periodistas, eso es cierto. Pero cuando están equivocados, hay métodos legales para corregir, no tiene que ver las amenazas del presidente del micrófono.

El periodista Julio Sánchez Cristo respondió con respeto y respeto: «Ya no detén los medios de comunicación». Y le recordó al presidente que, en lugar de apagar las voces, podría visitar la escritura, comprender cómo se realiza el trabajo periodismo y habló con aquellos que las usan estrictamente y responsablemente. Porque una cosa es criticar a los medios y es válido, y muy diferente querer darles.

Colombia no necesita más enemigos, o más discursos para dividir el país entre «bueno» y «malo». Se necesitan equipos estatales para trabajar, funcionarios que escuchan y líderes que entienden que las disputas no son fraude. No es perseguidor criticar. Esta prensa libre no es un obstáculo, sino una garantía de que seguimos siendo democracia. Tan simple. Tan urgente.

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