
De los casi 300 ciudadanos colombianos que cumplían una sentencia en Ecuador y que desde el viernes 25 de julio fueron deportados a Colombia, solo diez fueron recapturados por tener requisitos judiciales en fuerza en Colombia.
La deportación masiva de prisioneros se llevó a cabo en el Puente Internacional de Rumichaca, Ipiales, en medio de las fuertes críticas hechas por la cancillería de Colombia, que ya fueron respondidas y rechazadas por las autoridades del país vecino, Ecuador.
Cancillery Colombia criticó el proceso avanzado por el país vecino de Ecuador. Foto:Captura de pantalla
«Ecuador, por lo tanto, rechaza la declaración de una supuesta deportación colectiva», dijo el sábado 26 de julio, a través de una declaración, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la movilidad humana de la República de Ecuador, también advierten que los procesos de deportación de ciudadanos colombianos se llevan a cabo en estricto cumplimiento del actual marco regulatorio y sus obligaciones internacionales en asuntos migratorios.
El mismo ministerio informó que se había comunicado oficialmente al consulado colombiano en Quito, desde el 8 de julio, sobre los procesos de deportación de prisioneros colombianos, utilizando el canal diplomático.
Los hombres y mujeres de la nacionalidad colombiana habían llegado a la frontera binacional guardada por el ejército y la policía de Ecuador.
De la migración Colombia revisan la situación de cada prisionero colombiano. Foto:Captura de pantalla
Los prisioneros habían cometido crímenes graves
Entre los reclusos deportados a Colombia se encuentran personas condenadas por justicia ecuatoriana por cometer crímenes graves como terrorismo, tráfico de drogas, armas y municiones, homicidio, abuso sexual, secuestro y robo.
Algunos prisioneros que aún no habían cumplido el cincuenta por ciento de sus sanciones impuestas por la justicia ecuatoriana también llegaron al país.
El gobierno ecuatoriano ha sido enfático al señalar que los deportados colombianos no podrán regresar a Ecuador; Además, se considerarán los objetivos militares en el país vecino.
Un portavoz de la policía ecuatoriana en el puente Rumichaca indicó que los prisioneros colombianos estaban cumpliendo una sentencia en las provincias ecuatorianas de Chimborazo y Napo.
«Nosotros, como Policía Nacional, nos estamos centrando en dar seguridad y entregar a las autoridades a los prisioneros que, mediante la disposición del gobierno, se ha organizado para que se realice este proceso, de modo que, en coordinación con sus compañeros en Colombia, llevan a cabo esta deportación», dijo.
El puente Rumichaca, en la frontera entre Ipiales y Ecuador. Foto:Tiempo de archivo
Serían libres en Colombia
El alcalde de Ipiales, Amílcar Pantoja, llegó al territorio colombiano de prisioneros de Ecuador, enfatizó que aquellos que no tienen ningún crimen en Colombia podrán recuperar su libertad en el país.
«En el caso de presentar algunos delitos en el lado colombiano, las autoridades procederán a capturar a las personas que tienen una situación», dijo el funcionario.
Por su parte, el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, dijo que la deportación de más de 300 colombianos de Ecuador a Colombia, para el cruce fronterizo en Carchi, había tomado por sorpresa al gobierno nacional, que no recibió ninguna notificación previa del procedimiento.
«Esta falta de comunicación impidió la activación oportuna de un plan de contingencia para la recepción de los deportados», dijo el presidente, quien dijo que hasta ahora se ha confirmado la entrada de 300 personas, de las cuales solo 10 han sido recapturados por requisitos judiciales en fuerza en Colombia.
En la mañana de este sábado 26 de julio, un primer grupo de deportados ya fue transferido de la ciudad de Ipiales a Cali y Bogotá, bajo un esquema de logística coordinado.
Los prisioneros fueron entregados a las autoridades colombianas. Foto:Captura de pantalla
El Secretario de Gobierno de Nariño, Fredy Gámez, informó que al llegar a Colombia, los prisioneros recibieron la correspondiente ayuda y apoyo.
«Hemos brindado la asistencia humanitaria a los deportados, incluida la atención médica, la comida y la garantía de sus derechos como ciudadanos colombianos».
Dijo que el programa de Colombia nos une del Ministerio de Asuntos Exteriores facilitó la transferencia de algunos deportados a sus ciudades de origen.
Paralelamente, se avanza un censo para identificar a los Nariñenses dentro del grupo y aplicar un protocolo de recepción diferencial en el Departamento de Nariño.
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