




Santa María ha sido incomunicado y asediado por el invierno durante casi dos semanas: sus 4.000 habitantes están afectados, no tienen transporte ni pasajeros ni alimentos, porque un río tomó más de 200 metros de la carretera pavimentada en la transversa de SisgaY para completar, el otro afluente que cruza a la gente generó un diapositivo que tiene un sector rural a punto de desaparecer.
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Irónicamente, este municipio de 27 grados de temperatura promedio, que se ha convertido en una de las atracciones turísticas del Departamento de Boyacá por la cantidad de ríos y arroyos que tiene, hoy se está ahogando en flujos históricos, especialmente el río Batá, que recibe las descargas de la reserva de La Esmeralda, y por la fuerza del río, que cruza la ciudad de arriba hasta abajo.
Al menos cuatro puentes importantes en el municipio de Santa María están a punto de colapsar. Foto:Archivo privado
¿Cuántos habitantes tiene su municipio y cuántas víctimas, Sr. Mayor? Esas son las primeras preguntas que las agencias de emergencia a Rubén Darío González García, el presidente de esta ciudad ubicada a cuatro horas de Tunja, y las respuestas son las mismas para todos: «Hay 4.000 habitantes y 4.000 afectados, es decir, toda la ciudad, todos estamos afectados por lo que está sucediendo».
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El problema es identificado por las autoridades, las agencias de emergencia y la misma población: el invierno inclinado. Pero nadie sabe qué hacer, ya que, por un lado, los residentes de Santa María le piden a Dios y San Pedro que dejen de llover, y por otro, imploran al gobierno nacional que ponga los ojos en blanco a esa región que se ve gravemente afectada, pero ninguno de ellos parece escucharlos, porque no deja de llover el día y la noche, y desde la capital del país o responde a los llamados al alcalde.
Durante 12 días al municipio de Santa María, solo ha llegado un helicóptero con comida. Foto:Gobernación de Boyacá
«Lo único que le han dicho al gobierno nacional es que necesitan el censo de las víctimas, pero lo grave es que ha sido imposible terminarlo, porque todos los días hay nuevos afectados. Esta situación está realmente desesperada y, para completar, les piden que nos envíen ayudas humanitarias como alimentos y mantas, que, por supuesto, no son necesarias, pero nada de la maquinaria, nada de los materiales o de los materiales para los materiales o que los materiales o el infraestructo realmente se quedan, solo que solo se quedan, solo pocos, solo pocos, solo solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, ¡solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, ¡solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo, solo. de Santa María con el tiempo.
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Rubén Darío González recordó que, con respecto a la ayuda y las promesas de la unidad nacional para la gestión de riesgos, el año pasado ya habían tenido una emergencia para el invierno en Santa María, en la que entregaron el censo y tuvieron que enviar ayuda humanitaria, ayudas que hoy, 12 meses después, no han llegado.
«Y es que las lluvias son tradicionales todos los años en nuestra región de la Semana Santa, solo que esta vez, dicen los ancianos, es el invierno más fuerte el que se ha presentado en los últimos 60 años, por lo que ni siquiera nos explicamos de dónde viene tanta agua, incluso lo que siempre conocemos como flujo o frágil, hoy son poderosos y furiosos ríos que terminan asiñando a la municipidad municipal», dijo el presidente.
Esta ciudad se encuentra equidistante para Tunja y Bogotá, unas cuatro horas. Foto:Archivo privado
Y agregó que, como si eso no fuera suficiente, en el depósito esmeralda o chivor que han tenido que abrir las compuertas y que esa cantidad de agua, de 350 a 850 metros cúbicos por segundo, ha caído al río Batá hasta que la sobrecarga, tanto que las primeras horas de las primeras horas de julio se reducen con al menos 100 metros de la carretera pavimentada de la carretera transversal de la transversión y eso hoy en día, que se reduce casi 2500 La banca de esa ruta nacional, dejando el centro del país incommunicado con Santa María y San Luis de Gaceno en Boyacá, pero también a los municipios de Casanare, Meta y Arauca, que se benefician de la ruta alternativa que se les llama al LLANO.
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El problema no es solo la ruta nacional. Santa María, debido al invierno, también se está quedando sin caminos rurales, sin puentes, cultivos, pastizales y animales se han perdido en este municipio que vive principalmente de ganado, leche y algunos cultivos, y que ha afectado seriamente al menos 10 de sus 17 caminos.
«El precio de los alimentos ha aumentado exponencialmente. El día del mercado es el martes, pero ya completamos dos martes sin comercio en la plaza, y cómo no hay forma de llegar a la ciudad por tierra, la comida ha tenido que pasar del hombro del sitio de la afectación en la transversa de la Sisga, a tres kilómetros del área urbana de Santa María», explicó el árbitro.
Del municipio de Santa María piden ayuda del gobierno nacional. Foto:Archivo privado
Y agregó que incluso tiene sectores totalmente aislados, como uno conocido como planadas, donde el gobierno departamental tuvo que llegar el fin de semana en helicóptero con 70 toneladas de comida para humanos y animales, porque el tobogán llevó a los pastos.
«Los aportes son escasos y la compañía que proporciona el servicio de gas ya recomendó que le pidamos a la comunidad que use la menor cantidad de combustible, porque no hay posibilidad de que en los próximos días pueda llegar para reponerse, y lo mismo está sucediendo con la gasolina», enfatizó que envía un SOS al gobierno nacional, el alcalde de uno de los municipales de Boyacá, si se tiene en cuenta que se está tomando en cuenta que es casi 64 años.
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La verdad es que, mientras lees esta noticia, seguramente en Santa María, uno de los 123 municipios de Boyacá, ubicado a casi cuatro horas de Bogotá, seguía lloviendo y solo con cierto apoyo del gobierno departamental, pero sin la atención de la unidad nacional para la gestión de riesgos.
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