
Por escritura deportiva
Desde el barrio de Flores en Buenos Aires hasta los majestuosos Jardines del Vaticano, Jorge Mario Bergoglio jamás dejó de ser un ferviente aficionado al deporte, ni del fútbol ni de su querido San Lorenzo. Se destacó como el primer papa latinoamericano, el primer jesuita en alcanzar esa posición y, sin duda, el primer verdadero fanático del fútbol. El 21 de abril de 2025, aunque su último silbato resonó en el mundo, su legado perdurará como un clásico que nunca se olvida.
Un corazón del Barça
No era inusual escuchar al Papa Francisco hablar con un tono nostálgico y lleno de orgullo sobre su amado San Lorenzo de Almagro. La tarjeta que representaba a su compañera de vida era casi una reliquia que mostraba con gran ternura. «Soy de San Lorenzo desde 1946», afirmaba, como quien defiende un penal en los últimos minutos. En 2013, tras ser elegido Pontífice, el club le obsequió una camiseta firmada por todos los jugadores, la cual levantó con una sonrisa que hablaba más que mil sermones.
Y no se trató únicamente de una camiseta. En 2014, cuando San Lorenzo conquistó la Copa Libertadores, una delegación del FC Barcelona viajó a Roma para entregar el trofeo simbólico. El Papa, emocionado, bromeó diciendo: «¡Recé tanto a San Lorenzo que finalmente me escucharon!» Su amor por el equipo era palpable, y cada encuentro con el fútbol lo llenaba de alegría.
Deporte como puente
El Papa Francisco comprendió que el deporte iba más allá de la mera competencia: era un medio de fraternidad y un punto de encuentro. Promovió el juego interreligioso como herramienta para la paz, recibiendo equipos de todo el mundo y bendiciendo balones, camisetas y corazones con su presencia inspiradora. «El deporte une a los pueblos», repetía frecuentemente, y celebridades del fútbol como Neymar, Buffon y Messi no eran vistas como estrellas, sino como hermanos con quienes conectarse.
Durante su pontificado, estableció iniciativas como «Jugamos por la paz», donde atletas de diversas disciplinas se unieron en causas solidarias. Una vez expresó: «Si los líderes mundiales jugaran más al fútbol y hablasen menos sobre guerras, el mundo sería un lugar mejor». Su mensaje siempre estuvo impregnado del deseo de conexión y paz a través del deporte.
Nota 2
La anécdota con Maradona
La conexión del Papa con Diego Armando Maradona era sin duda especial. En 2014, durante la «fiesta por la paz», el emblemático número 10 le obsequió una camiseta argentina con una dedicatoria que decía: «Con todo mi amor para Francisco, mi amigo del alma». El Papa, con la humildad que caracterizaba a su origen en Potrero, recibió el regalo como se recibiría un obsequio precioso de un niño. Aunque nunca se involucró en controversias deportivas, siempre destacó a Diego como un talento inigualable, reconociéndolo también como un hombre en busca de redención.
Hoy, tras su fallecimiento, el mundo del deporte se levanta para honrarlo y aplaudirlo. Desde tifos en los estadios hasta mensajes en las oficinas de los clubes, todos rinden homenaje al Papa y al fútbol.
- San Lorenzo expresó en sus redes: «Desde Mario Jorge Bergoglio hasta Francisco, había algo que nunca cambió: su amor por el ciclón. Gracias y hasta siempre».
- El AFA suspendió los partidos programados del día como señal de respeto y duelo.
- Inter de Milán, AS Roma, Celta de Vigo y muchos otros clubes europeos emitieron comunicados en señal de respeto y tributo.
- Neymar, Pirlo, Rakitić, El ‘Niño’ Valderrama y otros futbolistas expresaron su cariño y recordaron al Papa. «Te envío un abrazo lleno de amor», dijo el colombiano. «Que Dios esté contigo», escribió Neymar semanas antes de su muerte, cuando Francisco ya se encontraba delicado de salud.
Incluso el Maratón de Roma guardó 42 segundos de silencio «uno por cada kilómetro», en su honor, resaltando así la huella imborrable que dejó en el mundo del deporte.
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