


Cada urgencia médica en el Salado es una odisea que pone la vida de quienes la habitan. Sin un solo centro de salud operativo y con senderos intransitables, cada complicación es una cuenta regresiva. La madre de Lilibeth Torres, de 67 años, viajó fuerte en un automóvil que lograron detenerse, en caminos de barro, Durante más de una hora para llegar al hospital local local de Carmen de Bolívar; allí, Solo establecen exámenes durante varios meses. Hace poco tiempo Lili también vivió su propio Calvario: Dos días de trabajo sin atención real: consultas en una posición cerrada, transferencias de motocicletas bajo la lluvia y la espera eterna en un hospital saturado en CartagenaPorque en Carmen de Bolívar no le dieron la atención necesaria para poder dar a luz de una manera digna.
Leer también
Estos testimonios, narrados con el tiempo por Lilibeth, una portavoz de la comunidad, retratan la Abogado de salud: sin ambulancias, sin agua pasable y potableCada minuto de retraso puede sellar un resultado fatal.
La masacre que dejó a la comunidad en el olvido
El Salado es un distrito del municipio de Carmen de Bolívar, en la subregión del Montes de María, Bolívar. Hasta 1999, El Salado tenía un acueducto comunitario, el propio sistema de electrificación y proyectos agrícolas de yiga, algodón y tabaco que garantizaban la autosuficiencia de las 1.200 familias que habitaban el territorio. Sin embargo, entre el 16 y el 20 de febrero de 2000, 450 hombres de las Fuerzas Unidas de Defensa de Colombia (AUC), con el apoyo logístico de la Marina Nacional, según familias, víctimas de ese hecho, perpetraron asesinatos selectivos, tortura y desapariciones forzadas. La masacre resultó en el desplazamiento de casi 4.000 personas. y la destrucción de la infraestructura comunitaria.
Ese fue el puesto de salud de El Salado en 2020. Cuando todavía funcionó. Foto:Comisión de Juristas Colombianos.
«Nosotros, los Salaros, vivimos el horror de ser señalados como guerrilleros por simples campesinos», recordó Lili. «Si hubiéramos sido guerrilleros, nos habríamos defendido mutuamente. Pero solo éramos una comunidad normal. «La estigmatización continuó durante años: Al reiniciar el Centro Urbano de Carmen de Bolívar, muchos recibieron amenazas, monitoreo policial y discriminación de otras personas desplazadas. Sus hijos dejaron de ir a la escuela por miedo y el viejo nunca podría despedirse de sus muertos, cuyas tumbas clandestinas aún no se identifican.
Alcantarillas improvisadas y falta de instituciones educativas a La Colada
La falta de acceso a la salud y el saneamiento hoy afecta todos los aspectos de la vida a la gente del Salado. Según la comunidad. Las zanjas que bordean las casas actúan como alcantarillas improvisadas: Cuando llueve, el agua contaminada se extiende por los patios y llega a las habitaciones. «Los olores matan nuestro apetito», confiesa al líder local.
El transporte escolar no es existente. Las tres hijas de Lilibeth, de 6, 9 y 12 años, comienzan su día a las 5 a.m., caminando por senderos fangosos hasta que encuentres la motocicleta de un vecino solidario. Incluso, Uno de sus hijos vive en la capital del país, en Bogotá, con un pariente. Las pocas salidas económicas y el trabajo informal no dan para apoyar a todos sus hijos. Ella cree que, en otra ciudad, posiblemente tendría más posibilidades.
También Se les prometió un presunto CDI en 2018, desde el que no ha visto un solo ladrillo; Los maestros de la escuela local hacen días alternativos en granjas cercanas. «Nos han prometido y recursos para la educación infantil», explica Lilibeth, «pero esos recursos se perdieron en la administración pasada». Explicó que el cambio de administraciones podría ser uno de los desencadenantes para que nada de lo que les hayan prometido nunca se logre.
Este es el «sistema de alcantarillado» de El Salado. Foto:Comisión Colombiana de Juristas
Pero todo ese trauma colectivo se convirtió en resistencia: Desde 2001, las víctimas comenzaron los procesos de acción grupal y presentaron tutores contra el estado. En 2010, el Tribunal Constitucional procesó la sentencia T-045, que cubre el derecho a la salud integral de cuatro víctimas directas y extiende esa protección a toda la comunidad. La reconstrucción de un puesto de salud se ha ordenado que no lo ha sido durante años y la instalación de un sistema de alcantarillado para grava y otros caminos.
Leer también
A esa tutela El plan integral de reparación colectiva (PIRC), National Pilotque incluye electrificación de rutas, pavimentos de carreteras terciarias, proyectos productivos y programas de vivienda para desplazados. En teoría, estas medidas están en vigor; En la práctica, todavía están archivados.
Todavía están luchando por la reparación y finalmente ven las luces de la esperanza.
Durante las últimas dos décadas, La comunidad de El Salado ha realizado marchas, plántulas pacíficas y bloqueos en el baúl del Caribe. En febrero de 2025, para conmemorar el vigésimo quinto aniversario de la masacre, más de 200 personas paralizaron el pasaje en la carretera principal durante dos días consecutivos. «Era la única forma en que se veía el estado», Explica a Lili. «Le gritaron todo, incluso de los residentes de Carmen, pero tuvimos que hacerlo para hacer un abandono visible».
De febrero a junio Las víctimas han entregado nueve tutores adicionales para el incumplimiento del juicio T-045, Cinco quejas ante la Oficina del Fiscal General para el detrimento del patrimonial en los alcaldes anteriores y dos quejas ante la oficina del Fiscal General en los proyectos PDET.
Durante 25 años no ha habido un sistema decente. Foto:Comisión Colombiana de Juristas
En este mismo año, las víctimas han sufrido Más de diez tablas virtuales con representantes de los Ministerios de Salud, Interior, Oficina de Alcalde y Gobierno de Bolívar, sin compromisos claros. El pasado 18 de junio, Una delegación de 30 víctimas viajó a Bogotá y se sentó en el Salón Medellín del Hotel Dann con miembros de las víctimas, Invías, el Departamento de Planificación Nacional, JEP, la Oficina del Fiscal, la Oficina del Fiscal, la Oficina del Contralor y otras Entidades de Control.
Allí, Lilibeth Torres y otros portavoces Entregaron una hoja con propuestas de cronograma para comenzar la reconstrucción del puesto de salud, avance en el acuerdo de atención psicosocial, trabajos de aguas residuales, carreteras terciarias y electrificación rural.
Para resaltar, al final de esa última sesión, La tabla acordó firmar un documento que incluye 44 compromisos, entre los cuales se encuentran: la reconstrucción de la publicación de salud: Minsalud incluirá el proyecto en su plan de inversión del segundo semestre; Un acuerdo de atención psicosocial: la Unidad de Víctimas aseguró que se firmará antes de octubre. Visitas técnicas a Casalajo: Inventaas y DNP cometieron equipos de campo para la evaluación de carreteras y drenaje en julio. Piloto de electrificación: DNP y arte Acordaron analizar los esquemas de energía solar. Además, las entidades prometieron entregar un horario detallado con responsable en agosto.
Lilibeth y los otros portavoces afirman valorar esos avances parciales: –Dio la paz de que al menos nos escuchó y asumió tareas concretas -, dice-. Pero sabemos que no todos los compromisos se cumplirán sin vigilancia: instalaremos un comité de monitoreo y solicitaremos informes trimestrales.
Dicen que han estado luchando durante años, mostrando documentos. Foto:Vanexa Romero / El TIempo
Derecho a sus tierras y proyectos productivos
La Agencia Nacional de Tierras (ANT) y la Unidad de restitución de tierras (URT) Mantienen más de 300 archivos de familias de Salas en revisión. Sin escribir, no hay acceso a subsidios o créditos de vivienda del sector agrícola. La comunidad reprocha que, desde 2018, las aplicaciones apenas han avanzado en la fase de verificación catastral: «Hemos estado mostrando documentos durante años, pero solo recibimos respuestas en ‘Proceso de revisión'»explica Lili.
Antes de la demora, La hormiga dijo que la falta de personal en las oficinas regionales y la saturación de los archivos por procesos de restitución masiva han generado cuellos de botella. «Nuestro compromiso es acelerar las tablas de verificación con Cadastre; en julio definiremos rutas claras para cada propiedad», dijo un delegado de hormigas.
La urta, mientras tanto, Reconoció la necesidad de mejorar la articulación con la oficina del alcalde de Carmen de Bolívar y el gobierno de Bolívar. «Estamos priorizando los archivos más críticos; sin embargo, la complejidad de los títulos colectivos en las áreas de cultivo dificulta los procedimientos», dijo un representante de la unidad.
En la comunidad han sido indicados como guerrilleros Foto:Vanexa Romero / El TIempo
Con respecto a los proyectos productivos, el PIRC (plan integral de reparación colectiva) Identificó a la abeja como un motor de ingresos rurales, pero nunca definió la fuente de financiamiento. Dada la ausencia de apoyo estatal, la comunidad creó un comité de miel con sus propios recursos, comercializando 200 botellas mensuales en ferias locales y en un punto de venta en Cartagena. «Produjimos miel, pero no recibimos un peso o logística de entrenamiento», lamenta Lili.
El banco agrario, según líderes de la comunidad, Ha reiterado en tablas anteriores que los pequeños productores necesitan para tener títulos de propiedad y asociaciones Legalmente formalizado para acceder a los créditos rurales. Esta demanda ha dejado a docenas de familias de El Salado que todavía están esperando sus archivos en la hormiga y la urta.
Leer también
En cuanto al arte (agencia de renovación del territorio), los representantes de la comunidad Aseguran que no hayan recibido respuestas a solicitudes recientes relacionadas con los recursos PDETTampoco han aclarado qué proyectos podrían activarse este año.
Solo queda esperar lo que necesitan para no dejar sus tierras
Veinte y cinco años de masacre y abandono han convertido a El Salado en el símbolo de una deuda histórica. Cada muerte evitable, cada niño enfermo y cada caída en el sendero reafirman que no es suficiente con tutela y oraciones: Se necesitan cabezas, casas de salud, rutas seguras y continuidad en la atención psicosocial.
Lili Ben Torres y sus vecinos no buscan privilegios. «Solo preguntamos qué nos prometieron hace 25 años»Lili concluye. «Sin salud, sin agua y sin carreteras, no hay reparación posible».
También puedes ver:
Explosivo contra Cai en Calima El Darién, en el valle. Foto:Tiempo
Danna Valeria Figueroa Rueda
Escuela de periodismo multimedia