«Vemos con preocupación cómo hoy, años después, el conflicto está nuevamente en primer plano en nuestro país. Y duele». Esto fue asegurado por el jefe de transparencia del Gobierno del Valle, Fabiola Perdomo, esposa del diputado Juan Carlos Narváez, una de las 11 muertes del 18 de junio de 2007.
Asesinato de Diputados del Valle, el 18 de junio de 2007. Foto:Hugo Giraldo
‘Esta no es una bomba, son secuestradas’
Toda esta tragedia que alutó al departamento por uno de los secuestros masivos y políticos más repudiados del país por la extinta FARC comenzó a las 10:15 de la mañana de 2002, cuando un grupo de hombres del grupo armados con camuflados, botas, rifles al hombro, perros pastor alemanes e incluso megáfonos en la mano, comenzó a rodear el complejo y dentro del complejo y dentro del complejo, y dentro, y dentro. Una evacuación fue inminente en esa infraestructura en el corazón de Cali y a pocos metros de la gobernación del departamento.
«Damas y caballeros, desalojan el edificio». La amenaza de una bomba en la asamblea de Valle del Cauca, en las instalaciones que eran la antigua escuela de San Luis, en el centro de Cali, interrumpió la vida diaria el 11 de abril.
Los presuntos soldados del ejército y algunos uniformados como policías acordonaron con cintas amarillas a cuatro cuadras, dejando a los ciudadanos separados y confundidos; La gente, desde lejos y la luz del día completa, trató de saber y comprender lo que realmente sucedió en el edificio histórico del Caleño Center.
Dentro del recinto, los hombres uniformados llegaron a los 12 diputados a la calle, donde los esperaba un autobús, estacionado en la esquina de la carrera 9 con la calle 8. Estaba a menos de dos cuadras del edificio del gobierno, llamado Palacio de San Francisco.
Algunos de los miembros de la Asamblea lograron comunicarse por teléfono con sus familiares, diciéndoles que, aparentemente, los miembros de la fuerza pública los pondrían a salvo.
Pero en plena ruta a algún lugar desconocido para las montañas del inmenso cordón de los farallones, en el suroeste de la ciudad, aquellos uniformados revelaron que eran del FARC por orden del ‘Comando Conjunto de Occidente’ y que ya estaban en una condición de secuestrado.
Los 12 diputados estaban sorprendidos y asustados. Eran Juan Carlos Narváez, Francisco Javier Giraldo, Carlos Alberto Charry, Ramiro Echeverry, Carlos Alberto Barragán, Héctor Arismendy, Jairo Hoyos, Alberto Quinero, Édison Pérez, Rufino Varela, Naciannceno ozco y Sigifredo.
Las otras víctimas
El secuestro de los diputados del valle ocurrió el 11 de abril de 2002. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante
Desde el 11 de abril de 2002 La tragedia comenzó en la que este secuestro se ha convertido en 23 años. Y fue una tragedia que arrastró al policía Carlos Alberto Cendales, quien vigiló la asamblea y fue asesinado en uno de los baños por los guerrilleros, mientras cometía el plagio.
Horas después, el camarógrafo Héctor Hernando Sandoval, tratando de cubrir las noticias, también murió cuando cayó en el medio de las guerrillas y el ejército, en el área rural hasta los farallones de Cali.
El conductor Wálter López, quien transportó periodistas RCN, murió por un impacto que cruzó la cobertura del país.
Fue el 18 de junio de 2007 que 11 de los diputados fueron asesinados. Cuando han transcurrido más de dos décadas, las familias y el único sobreviviente de esta barbarie, Sigifredo López, además de las de la policía de Cendales y los dos miembros de RCN, continúan esperando una reparación que no solo se basa, como dijeron algunos de ellos, en compensación económica.
Esperan sanciones y justicia reales para lo que sucedió, además de continuar construyendo memoria y pagando homenajes a estos políticos caídos durante el ejercicio de sus funciones, como la ley de este 11 de abril durante los 22 años del secuestro político más grande que sacudió en ese momento todo el valle y el país en sí.
Aunque algunos familiares se retiraron de las audiencias convocadas por la jurisdicción especial de la paz (JEP) que lleva estos procesos, aún coincide con la necesidad de reparación que sea diferente para cada uno de ellos. Todavía no deja de causar ansiedad sin saber cómo los miembros de la asamblea vivieron esos cinco años de martirio y dificultades en un cautiverio lejos del suyo, sin recibir sus pertenencias. Ha sido un grito sin respuesta.
Disparos cuando los periodistas cubrieron el secuestro de diputados del valle en 2002. Foto:Juan B
‘Le carecía de implementar el acuerdo de paz’
Fabiola Perdomo Solicitó una política de paz y seguridad que realmente termina con lo violento. «Estos grupos que han surgido debido a la falta de implementación del acuerdo de paz son aquellos que hoy quieren demostrar que tienen poder, que los territorios se están tomando en el país y que esto está generando mucha violencia», dijo el funcionario.
Pidió que «no renuncie a encontrar caminos de diálogo y reconciliación entre los colombianos para que le importen a los violentos».
En una entrevista con El Tiómpo, la Sra. Perdomo dijo: «Hubo versiones y rumores que no permiten la curación. Los rumores de que su muerte (diputados) habría sido una represalia porque un mes antes de que ‘JJ’ hubiera caído. Dos, lo que habría sido un intento de rescatar al ejército y tres que hubo una confusión por incendio amistoso».
Laura Charry, Hija del diputado Carlos Alberto Charry, recordó: «Cuando escuché, por ejemplo, la noticia del ataque contra el senador y candidato Miguel Uribe, obviamente, nos trasladó directamente a lo que sucedió en la asamblea departamental».
«Creemos que los esfuerzos aún son cortos por la institucionalidad para garantizar estos protocolos de seguridad», dijo la hija de Carlos Alberto Charry.
«Creo que la memoria es muy importante no repetir lo que hemos herido y estos pequeños espacios donde nos permiten reconciliarnos, donde nos permiten conocer, son importantes para toda la sociedad», dijo el diputado Daniel Hoyos.
Finalmente, Perdomo también pidió eliminar la polarización en el país, para lo cual es necesario que «los líderes dan un ejemplo, moderando el idioma, invitando a la unidad e invitando a la reconciliación, como se está haciendo desde el Valle del Cauca».
Carolina Bohórquez
Corresponsal de El Tiempo
Cali
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