

El 31 de mayo, Sarith Suárez ingresó al trabajo de la Clínica La Milagrosa. Dio a luz a su primer hijo, Noa, el 1 de junio. Lo que debería ser un momento de felicidad, rápidamente transformado en una pesadilla.
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La joven madre se asegura de que de sus ingresoso no se sintió bien atendido y que la habitación que asignaron estaba en condiciones precarias. Estas circunstancias la llevaron a solicitar voluntario. Pero la decisión de abandonar el Centro Médico desató una cadena de eventos que hoy la mantiene alejada de su hijo.
«No me dejaron llevarlo conmigo. Me dijeron que tenía que esperar algunos procedimientos, pero luego ya no nos permitieron tener ningún contacto con él», dice Sarith, visiblemente afectado. Desde entonces, ni ella ni sus parientes han podido ver al recién nacido.
El niño fue remitido a una UCI y luego al ICBF
Según el Ministerio de Salud del Distrito, ese mismo día de la Alta voluntaria, el 4 de junio, el bebé fue admitido en el neonatal de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por signos de ictericia. El procedimiento fue seguido por una evaluación pediátrica.
Adalgisa, abuela del recién nacido, denunció el caso ante el Consejo de Santa Marta. Foto:Redes sociales
Al día siguiente, el Instituto de Bienestar Familiar Colombiano (ICBF) inició un proceso administrativo de restauración de derechos y, después de una visita del equipo interdisciplinario, decidió localizar temporalmente al bebé en un hogar sustituto. Según el informe, la medida se tomó mientras se evaluaron las condiciones del entorno familiar.
La familia dice que no explicaron nada. «No entendemos por qué se llevaron al niño. Mi hija no tiene un diagnóstico clínico que justifique esa decisión», dijoDalgisa, la abuela de Noa.
Signos de la clínica
La Clínica La Milagrosa, en un comunicado, defendió sus acciones al señalar que tanto la madre como el bebé recibieron atención bajo protocolos estrictos. Agregaron que el equipo médico identificó señales de alerta en la salud mental de la madre y, por lo tanto, informó al ICBF.
El defensor del pueblo familiar, por otro lado, argumentó que durante el proceso se evidenciaron comportamientos disruptivos de algunos familiares y la falta de claridad en la red de apoyo para el recién nacido, lo que contribuyó a su decisión.
Sarith lo niega. «No hubo examen, ningún psicólogo. Solo dijeron que no era bueno cuidar a mi hijo. Pero nadie me ha valorado en serio», se lamentó.
La familia pide ayuda: «Solo queremos que regrese a casa»
Sin respuestas claras, la familia fue al Consejo de Distrito en busca de apoyo institucional. Allí, durante una sesión pública, la abuela exigió garantías. «Mi hija fue víctima de represalias por quejarse de la atención médica. Nos han negado los primeros días del niño. Exijo que mi nieto regrese a casa», dijo llorando.
Panoramica de la ciudad de Santa Marta. Foto:Civitatis
El concejal Wiston Vargas tomó al portavoz: «Un hijo no será mejor con nadie que con su madre. Exigimos una explicación clara para saber qué está sucediendo con este caso».
El Secretario de Salud, Jorge Lastra, Confirmó que el grupo de salud mental y el equipo de vigilancia están monitoreando el caso y el equipo de vigilancia. Señaló que se está trabajando en el EPS para garantizar la atención médica y psicológica a Sarith, y evaluar si está en condiciones integrales para recibir a su hijo nuevamente.
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«No vamos a parar hasta que el proceso culmine y todos los derechos de la madre y el niño están garantizados», dijo.
Mientras tanto, Noa permanece en una casa sustituta, lejos de su madre y los brazos que lo esperaban. Para Sarith y su familia, cada día sin él es una herida abierta. «Solo pedimos que nos lo devuelvan. No somos peligrosos, somos su familia».
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