
La geografía montañosa de Antioquia, sumada al comportamiento climático atípico durante el último semestre de 2025, ha generado un escenario de riesgo que tiene en alerta a las autoridades departamentales.
En el marco de la temporada de lluvias, el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia (Dagran) reveló una situación preocupante: La tierra se mueve y las consecuencias ya se miden en pérdidas humanas e inversiones millonarias en mitigación.
La cifra más convincente que arrojó la entidad de gestión de riesgos es la ocurrencia de 292 movimientos masivos reportados a lo largo de este año por los consejos municipales de gestión de riesgos.
Movimientos de masas en Antioquia Foto:Cortesía de Dagran
Un fenómeno que no se ha distribuido uniformemente; La emergencia se concentra principalmente en cuatro subregiones que requieren atención prioritaria: Oriente, Suroeste, Occidente y Valle de Aburrá.
Sin embargo, el hecho más doloroso detrás de estos deslizamientos de tierra es el costo humano. Según el director a cargo de Dagran, Carlos Mario Zuluaga Gómez, estos hechos han provocado la muerte de 39 personas.
Para poner esta cifra en perspectiva, Los movimientos masivos representan hoy la causa mayoritaria de mortalidad por desastres en la región: el 72% del total de muertes reportadas por eventos naturales corresponden a esta causa específica..
Movimiento de masas en Tarazá Foto:Dagrán
La tragedia más reciente ocurrió apenas este martes 18 de noviembre en el municipio de Tarazá (Bajo Cauca), donde un menor perdió la vida a causa de este fenómeno.
La víctima fue identificada como Luis David Barrientos y, según Defensa Civil del municipio, su cuerpo fue encontrado varios metros debajo de un barranco, luego de varias horas de búsqueda.
El niño fue reportado como desaparecido ese fin de semana y, según testigos, fue visto por última vez en la quebrada de Piedras.
Movimiento de masas en Tarazá Foto:Dagrán
¿Lo que está sucediendo?
Según Dagran, estas cifras no son una coincidencia. El Sistema de Alerta y Monitoreo de Antioquia (SAMA) reveló que el problema radica en la saturación del suelo.
Durante la temporada históricamente «menos lluviosa» (entre junio y agosto), el tiempo seco no se prolongó, lo que impidió que el terreno drenara adecuadamente.
Cuando llegó la segunda temporada de lluvias, en septiembre, los suelos ya estaban cargados de agua, cumpliendo con proyecciones técnicas que advertían que los deslizamientos podrían materializarse con mayor frecuencia hacia finales de año.
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Inversión en mitigación de riesgos
Ante este panorama, la respuesta institucional también se ha traducido en importantes cifras económicas. Dagran informó que ha invertido mil 600 millones de pesos en obras de mitigación.
Esta inversión, explicó Zuluaga, tiene un impacto directo en cerca de 100.000 antioqueños que se encontraban en riesgo.
Se han asignado recursos a intervenciones técnicas específicas, tales como:
- Funciona con maquinaria amarilla: Enfocados al perfilado de taludes para reducir la pendiente y evitar derrumbes.
- Soluciones basadas en la naturaleza: Plantación de especies autóctonas que ayuden a “anclar” el terreno de forma natural.
- Obras civiles: Construcción de muros de contención y trabajos de estabilización.
Además, la academia ha jugado un papel crucial. La Universidad Nacional de Colombia entregó los resultados de un estudio detallado sobre susceptibilidad y riesgo, un insumo técnico que permite a los municipios actualizar sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT) y tomar decisiones con base científica.
El seguimiento es esencial
Limpieza del arroyo Dagran Foto:Dagrán
Las entidades de gestión de riesgos enfatizaron que, más allá de la ingeniería y las estadísticas, la prevención radica en la observación diaria del medio ambiente.
El director a cargo de Dagran fue enfático en señalar la responsabilidad compartida entre instituciones y ciudadanía.
«El seguimiento es fundamental. Vivimos en un departamento montañoso y por eso los movimientos masivos son recurrentes. Las comunidades son las que saben cuando hay cambios. Tenemos que estar alerta. “Si hay árboles inclinados, caída de rocas o grietas, es fundamental que informen de inmediato y se dirijan a un punto seguro”, explicó el funcionario.
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Además, Zuluaga dio advertencias claras sobre prácticas de construcción peligrosas que exacerban el riesgo:
«Otras recomendaciones son no construir terrazas sin los permisos correspondientes, tener un buen manejo del agua y canaletas. Algo muy importante, no construir al lado del talud. Esto genera un riesgo alto porque el talud detrás de la casa se puede saturar de agua y caer», afirmó.
Las autoridades insisten en que, ante cualquier señal de alerta como grietas o inclinación de la vegetación, informar a tiempo puede suponer la diferencia entre una cifra estadística más y una vida salvada.