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200 bocados y todavía está vivo

200 bocados y todavía está vivo

El hombre que podría ser clave para crear el antiveneno universal

Tim Friede ha sido mordido más de 200 veces por serpientes venenosas en su audaz búsqueda de desarrollar una inmunidad natural al veneno. A través de esta atrevida exposición, intenta no solo protegerse, sino también contribuir a la creación de un antídoto más seguro y eficaz. Originario de Wisconsin (EE. UU.), Friede ha dedicado años a experimentar con venenos de especies como Mambas, Cobras y Tapanes. Comenzó su travesía inyectándose pequeñas dosis de veneno y, a medida que su tolerancia aumentaba, llegó a permitir que las serpientes lo mordieran directamente.

“Al principio tenía mucho miedo, pero aprendí a controlarlo con el tiempo”, relata Friede sobre su proceso. Su enfoque es altamente riesgoso y no se recomienda a nadie, ya que enfrenta peligros inminentes con cada mordida. Sin embargo, lo que parece una locura para muchos podría ser una clave en la investigación para el desarrollo de un antiveneno más universal y efectivo en humanos. Los científicos creen que la sangre de Friede podría contener elementos decisivos que ayuden a avanzar en este campo de estudio.

En la actualidad, los antivenenos se obtienen comúnmente a partir de animales, como caballos, a quienes se les inyecta el veneno para que produzcan anticuerpos. Estos anticuerpos se en posteriormente y se convierten en el tratamiento final. Sin embargo, esta práctica tiene limitaciones, ya que los antivenenos son generalmente específicos para ciertas especies de serpientes y a menudo pueden provocar reacciones adversas en los humanos, mostrando que la necesidad de un antiveneno más accesible y genérico es crítica.

La investigación de Friede ha captado la atención de investigadores notables, incluido Peter Kwong de la Universidad de Columbia. Kwong lideró un estudio publicado en la revista Celúla, donde se identificaron dos anticuerpos en la sangre de Friede que tienen la capacidad de neutralizar toxinas provenientes de diversas especies de serpientes. Este descubrimiento representa un avance emocionante hacia la posibilidad de un antiveneno que funcione en un amplio espectro de casos.

Sin embargo, es vital mencionar que el tratamiento todavía está en unas fases iniciales. Hasta el momento, ha sido probado únicamente en ratones, y aún queda mucho por hacer antes de que se puedan realizar ensayos en humanos. Además, es importante destacar que este tratamiento no resulta efectivo contra todas las especies venenosas; por ejemplo, las víboras, entre ellas la temida serpiente de cascabel, suponen un importante desafío que aún debe ser abordado.

A lo largo de su experiencia, Friede ha sufrido serias consecuencias como resultado de sus experimentos, incluyendo múltiples hospitalizaciones y la pérdida de parte de un dedo. Actualmente, trabaja junto a Centivax, una empresa que se dedica a proyectar esta investigación hacia un tratamiento viable que pueda beneficiar a muchas personas en el futuro.

A pesar de lo fascinante de su historia y el impacto potencial en la ciencia, Friede no deja de enfatizar una advertencia crucial:
«No intentes esto. No vale la pena arriesgar la vida».

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